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Prueba Mercedes SLS AMG Roadster

Escrito por el 01/06/2012 en Pruebas Coches

Mercedes SLS Roadster AMG 03

Una joya sobre ruedas

Pocas veces en la vida, un simple mortal, como el que esto escribe, puede disfrutar de la conducción de coches tan exclusivos como el que hoy nos ocupa, entre otras razones, porque no hay muchos coches tan exclusivos como este Mercedes Benz SLS AMG Roadster.

Y empiezo diciendo lo anterior, después de haber conducido diferentes Ferrari, Lamborghini, Porsche, Jaguar o BMW “gordos” entre otros. Si, ya lo se, esto de ser periodista del motor, a veces tiene sus ventajas, y en esta ocasión, el poder disponer durante unos días del sucesor espiritual del MB 300 SL Gullwing (alas de gaviota), o mejor, de su versión roadster, que se fabricó a continuación del primero, entre 1957 y 1963, ha sido una de ellas.

El SLS AMG es uno de esos coches (que se pueden contar con los dedos de una oreja), que traspasa la barrera de lo que es un automóvil, para entrar por la puerta grande en la categoría de joya, de objeto de valor puro y duro, como pueda ser un cuadro, un diamante, un sello…

Mercedes SLS Roadster AMG 82

Prueba de lo que digo es su “abuelo”, el SL 300 (el título de padre se lo reservo para el SLR AMG Mclaren), cuyo precio a finales de los años 50 era de 29.000 marcos (unos 14.870 €), carísimo si lo comparamos con el precio al que se vendía el lujoso MB 170 Vb, unos 7.900 marcos, pero que hoy puede llegar a costar cerca de 500.000 €.

Por lo tanto, y por ir zanjando temas alrededor de este coche, podremos decir con total seguridad que no es caro, desde luego que podremos afirmar que no tenemos dinero para comprárnoslo, cuestión totalmente diferente, pero sin duda, vale lo que cuesta, al menos en igual proporción que lo pueda valer el primer sello de Mauricio, El libro ‘Philosophiae naturalis principia mathematica’, escrito en 1687 por Isaac Newton, o el primer contrato firmado por Jimi Hendrix, todos ellos subastados y vendidos en 250.000 €, redondeando, lo que cuesta este SLS AMG.

Alguno habrá que diga “pues a mí no me gusta”, de igual manera que hay a quién no le gusta el jamón de Jabugo, pero me temo que por muchos argumentos que puedan aportar estos últimos, la fama de los ibéricos españoles está más que justificada.

De la misma manera, este SLS, el primero diseñado y fabricado íntegramente por AMG, destila belleza, elegancia, clase y distinción y todo ello con un marcado acento deportivo que hace que la gente por la calle se “parta el cuello” cuando le ve pasar.

Mercedes SLS Roadster AMG 73

Los que dicen/decían que no tiene personalidad como el alas de gaviota, o no lo han visto de cerca o, desde luego, no se han montado en él. No voy a quitar ni un ápice de valor a la exclusividad que desprende el coupe, ni tampoco voy a decir que sea menos bello que el roadster, pero la imagen de este último capotado (y con las puertas cerradas), es prácticamente la misma que la del coupe y las ventajas que ofrece el poderlo hacer descapotable (todo el año como veremos más adelante), en mi opinión, superan con creces la, desde luego inigualable, imagen del alas de gaviota con sus puertas levantadas.

Los genes del 300 SL saltan a la vista miremos el coche por donde le miremos, y su larguísimo morro, la parrilla delantera, dominada por la estrella de la casa, las branquias laterales o las redondeadas formas de su trasera nos hablan bien a las claras de que este coche lleva el mismo ADN que su abuelo.

Como defecto, Mercedes no te da una silla plegable para poder sentarte en cualquier momento y disfrutar de su imponente presencia, os aseguro que las fotos no le hacen justicia.

Roadster para todo el año

El SLS AMG Roadster puede llevar opcionalmente (550 €), el sistema AIRSCARF, que envía aire caliente a la zona de cabeza y cuello de sus ocupantes a través de unas salidas de ventilación situadas en los reposacabezas.

Lo anterior, su potente y bien resuelto sistema de ventilación, con las salidas de metal, redondas y con los reguladores de aire como los modelos de los años 60, en forma de cruz, además de los asientos calefactables le convierten en un descapotable utilizable durante todo el año.

Mercedes SLS Roadster AMG 59

A diferencia de lo que muchos creen, los descapotables no son para el verano, época del año en que el achicharrante sol desaconseja totalmente llevar la cabeza descubierta y es infinitamente más cómodo ir con el aire acondicionado; por el contrario, todo el resto del año, a condición de que no llueva, esta lleno de días perfectos para poder sentir la sensación única de libertad que te da llevar tan solo el cielo sobre tu cabeza.

Tan solo la lluvia, como ya hemos dicho, y el frío (como estaréis pensando la mayoría), pueden ser impedimentos para disfrutar de llevar la capota recogida… pero no en este roadster. Durante la prueba, salí por las mañanas o regresé por las noches con temperaturas inferiores a los cero grados, y en esas circunstancias e incluso a velocidades superiores a las legales, la comodidad es máxima en el interior del habitáculo, el airscarf funciona de maravilla consiguiendo que la sensación en tu cabeza sea de calidez llevándolo en la posición 1 o 2 de las 3 que tiene, las manos por su parte, las puedes llevar “cocidas” si es lo que te gusta.

Mercedes SLS Roadster AMG 30

Tan solo por las mañanas, a bajo cero y con el coche frío, utilizaba toda la “artillería”, asientos calefactables al máximo, airscaft al máximo y temperatura seleccionada en el climatizador a 25º y en un par de minutos, tenía que empezar a bajar cosas porque pasaba calor, vestido con una camiseta de manga larga y un chaleco.

El techo del roadster tiene una estructura de acero, aluminio y magnesio, tarda tan solo 11 segundos en ponerse o quitarse y esta operación se puede hacer circulando hasta una velocidad de 50 Km./h. Cuando lo cerramos, se convierte en “otro coche”, más íntimo y discreto; por otra parte, el ruido interior es comparable al de techo rígido.

El acceso y salida del coche no es excesivamente cómodo, como en cualquier deportivo, el asiento está bajo, el marco inferior de la puerta alto y es una maniobra que requiere de una cierta agilidad, pero una vez instalado en su asiento, regulable eléctricamente en todos sus parámetros (distancia a pedales, altura de asiento, inclinación de banqueta, de respaldo, apoyo lumbar, posición de las “alas” laterales), al igual que el volante, encuentras la posición de conducción perfecta para tu gusto.

Mercedes SLS Roadster AMG 43

A tu derecha, la consola central, presidida por la pantalla multimedia y dos salidas de aire, nos ofrece sobre su terminación en auténtica fibra de carbono, los controles del equipo de audio, teléfono y navegación, por debajo, los de los asientos calefactables, airscaft y alerón trasero, más abajo los del climatizador y finalmente y ya de forma horizontal, la palanca del cambio automático de siete velocidades, los programas del cambio “Controlled Efficiency”, “Sport”, “Sport+” y “Manual”, el botón de arranque, los botones con los que se configura el ESP (On-Sport-Off), el nivel de dureza de la suspensión y un botón con las siglas AMG que controla parámetros como la suspensión, la salida desde parado y un largo etc.

El cuadro de instrumentos está formado por dos grandes esferas, entre ellas hay una pantalla multifunción capaz de ofrecer más información que el New York Times en su edición dominical, con todo tipo de parámetros como consumo, autonomía, temperatura del aceite de la transmisión, cronómetro de toma de tiempos en circuito, y un largo etc. y sobre ella, un línea de Led luminosos (cuatro blancos, uno naranja y tres rojos) para indicarnos el momento apropiado del cambio cuando utilizamos este en modo manual.

Mecánicamente el SLS AMG va equipado con un ocho cilindros en V a 90º atmosférico de 6.208 c.c., colocado por detrás del eje delantero, que proporciona una potencia de 571 CV a 6.800 rpm, con un par máximo de 650 Nm a 4.750 rpm. Esos casi 91 CV por litro de cilindrada le convierten en uno de los motores atmosféricos de producción más potentes del mundo y ofrece unas increíbles prestaciones aún antes de ponernos en marcha…

Mercedes SLS Roadster AMG 68

El momento del arranque es increíble, y tras pulsar el botón, el motor cobra vida emitiendo un bramido que hace hervir la sangre de cualquier aficionado a los coches de verdad.

Si Beethoven hubiese aprendido mecánica, alguna de sus sinfonías llevaría las notas que salen por el escape de este SLS, que con solo apretar el botón, te regala los oídos con una aceleración en vacío que te pone sobre aviso de lo que se esconde bajo el capó.

El SLS AMG tiene una caja de cambios automática AMG Speedshift DCT 7 de doble embrague con levas en el volante, de 7 velocidades y función Race Start para salir desde parado con la aceleración máxima.

La transmisión de la potencia al tren de rodaje deportivo trasero con ejes de trapecio articulado de aluminio, se realiza a través de un árbol de transmisión de carbono. El diferencial es autoblocante.

More than a feeling

Tras arrancar la primera vez, con más miedo que vergüenza, te das cuenta de otro fallo, Mercedes tampoco te entrega unos guantes para no manchar el volante con el sudor de tus manos.

Saber que llevas esa cantidad de potencia bajo tu pie derecho, en un coche que cuesta lo que cuesta y del que no ves el final del morro, impone los primeros metros, sin embargo, enseguida te das cuenta de que es capaz de circular con la misma suavidad que lo haría un utilitario.

Con el cambio en “C”, puedes ir a 60 Km./h. a 1.000 rpm en 7ª velocidad paseando sin la más mínima brusquedad en sus reacciones, aunque desde luego el coche siempre estará listo para cualquier requerimiento de tu pie derecho y quitará dos, tres o las marchas que hagan falta para darte lo que le pidas.

En medio de la ciudad, tienes la sensación de estar siendo observado, hasta que descubres que no es solo la sensación, y que realmente la gente te va haciendo fotos desde sus coches, desde el autobús, algunos te gritan mostrándote el pulgar hacía arriba y muchos te sonríen, en un signo de aprobación-envidia que te obliga a devolver una discreta sonrisa y a bajar la mirada por la vergüenza que sientes.

Mercedes SLS Roadster AMG 78

Vergüenza y un poco de miedo, al comprobar que el que los demás conductores te miren puede llegar a convertirse en una situación peligrosa, y así nos ocurrió cuando un conductor que circulaba a nuestra izquierda, hipnotizado mirando el coche, no se dio cuenta de que los de delante suyo frenaban y golpeó por detrás, por suerte no muy fuerte, al coche que le precedía.

Cuando las circunstancias lo permiten, el Roadster se convierte en Dragster, para realizar los “100 metros salida semáforo” más excitantes que hayas podido experimentar, tanto por su aceleración como por su sonido.

Ya en carretera abierta, voy experimentando con los diferentes programas del cambio, comprobando que según vas aumentando el nivel de “deportividad” y pasas de “C” a “S” y de este a “S+”, los cambios se van haciendo más rápidos, el coche tiende a seleccionar una marcha más corta y retiene muchísimo más en las deceleraciones.

Aunque cada posición tiene su porqué, yo terminé “enamorándome” de la “S+”, la posición más efectiva para realizar una conducción deportiva en carretera abierta, ya que consigue estirar las marchas hasta bien arriba, reduce bastante bien (además, siempre puedes quitar tu alguna marcha con la leva del volante si así lo deseas), emite un “petardeo” excitante al reducir y no tienes que estar atento a las lucecitas de cambio de marcha como cuando vas en manual, modo en el que hasta que te acostumbras, llegas con demasiada frecuencia al corte de encendido, dejando el coche “muerto” y perdiendo, finalmente tiempo de cambio a cambio.

Mercedes SLS Roadster AMG 25

El acelerar hasta la tabla cada vez que el coche de delante se aparta, se convierte en “obligación” por diferentes motivos, por la espectacular sensación de quedarte clavado al asiento, por el impresionante bramar que sale de sus escapes, por ver como los coches que había en el retrovisor se hacen pequeños tan rápidamente hasta desaparecer en cuestión de unos pocos segundos y porque como ya nos ocurriera circulando por ciudad, todo ello es una fábrica de sonrisas que van a parar a las caras de todos los que te observan, sabedores de que están contemplando algo muy difícilmente contemplable.

Con siete marchas en el cambio y estando fuera de la ley ya desde 2ª, había que buscar una solución para poder probar el coche “Como Dios Manda”, que diría Rajoy. La solución llegó en la barra de un bar, al calor de un café, comentando “mi necesidad” con una pareja de la Guardia Civil que previamente había estado observando el coche aparcado en la puerta y sobre el cual estábamos hablando.

Una carretera cercana, abandonada por un nuevo trazado y cerrada a la circulación, a la que se podía acceder sobrepasando una señal de prohibido el paso y en la que “nadie iba a ver cuando entraba o salía” era la solución.

El control de tracción tiene tres posibilidades, la normal, la sport y desconectado. La normal controla el coche con mano de hierro, y aunque en cuanto nos pasamos un poco con el acelerador el coche quiere descolocarse, enseguida se pone a trabajar y corta cualquier situación peligrosa de raíz, muy apropiada para ir tranquilo, en autopista o con el asfalto resbaladizo.

Mercedes SLS Roadster AMG 23

En la posición Sport aparece la diversión y el coche ya derrapa cada vez que damos gas a la salida de las curvas, las primeras veces te das cuenta de que cortas tu antes que el control de tracción, pero al acostumbrarte a las reacciones, vas dejándole que se cruce, adaptando las trazadas al nuevo comportamiento, sabiendo que el coche es “más ancho” en el medio de la curva porque va un tanto cruzado. En este modo, ya hay que empezar a ir con verdadero cuidado, pues las reacciones tanto al acelerar como en el momento de entrar el control de tracción son más fuertes y hay que estar en continua alerta para corregir la trayectoria del coche.

Con el ESP desconectado, buena parte del control del coche pasa del volante al acelerador, pues de no ser cuidadoso con este verás como el culo te adelanta una vez tras otra hagas lo que hagas con el volante. Aún con asfalto en perfectas condiciones, la transmisión de par al suelo es tan brutal que podrías estar derrapando indefinidamente y las cruzadas son salvajes al más mínimo descuido. En esta posición vuelvo a echar de menos los guantes que Mercedes no entrega con el coche… No es una opción para carretera abierta y de hecho, el ESP funciona tan bien en modo Sport, que creo que hasta en circuito se podrán conseguir mejores tiempos en esta posición que con él desconectado, a no ser que seas un auténtico piloto de carreras.

Después de estas pruebas y ya de regreso, descubrí otra de las mayores formas de disfrutar este roadster, que no es otra que colocar el control de crucero a 120 Km./h., poner el equipo de sonido Bang & Olufsen a buen volumen y dejar que el sol y la brisa te bañen. En estas condiciones el consumo baja a menos de 13 l/100 Km. lo que me parece fantástico teniendo lo que tienes debajo del pie.

El equipamiento de seguridad del MB SLS AMG Roadster, está a la altura de sus prestaciones, y creo que con esto está dicho todo. En un coche como este, sus neumáticos, su sistema de suspensión, sus potentes frenos, preparados para soportar lo que su motor es capaz de dar, se convierten en si mismos en los principales elementos de seguridad, no obstante, la relación de elementos de seguridad tanto pasiva como activa es tan larga como la que sigue: Airbag frontal conductor, Airbag frontal pasajero, Airbags de cabeza, Airbags de rodilla, Airbags laterales delanteros, Antibloqueo de frenos (ABS), Asistente de luz de cruce / carretera, Bloqueo de diferencial mecánico en el eje trasero, Control de crucero con SPEEDTRONIC, Control de estabilidad (ESP),Control de presión en neumáticos, Control de tracción (ASR), Control de ángulo muerto, Detector de silla infantil en asiento copiloto,Dirección asistida variable según velocidad, Indicador del desgaste de las pastillas de freno…

Mercedes SLS Roadster AMG 69

Conclusión

Tal y como comenzaba esta prueba, este es un coche que no se puede valorar con los mismos parámetros que el resto de los coches.

Aunque por prestaciones puras hay unos cuantos rivales que le pueden igualar (e incluso superar), su exclusividad, la estrella de Mercedes en su frontal, su diseño, su calidad de acabados (salvo el tapizado del maletero), etc. son razones más que suficientes para que quién tenga la cantidad de dinero que hay que soltar para llevárselo a casa, se lo compre porque sí, porque le gusta, porque le da la gana, sin tener que justificar ante nada ni nadie el porqué elije este coche y no otro.

Quien lo posea sabrá a ciencia cierta que tiene una joya en su poder, y nadie en su sano juicio discutirá si esa joya es “mejor” o “peor” que cualquier otra. Es una joya y punto. Solo que a diferencia de otras, esta va sobre ruedas, nada más.

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