Vespa Raid Maroc. Una gran aventura
Escrito por Miguel A. Fernández el 13/02/2013 en Motos, Rallys y Raid 4x4
Muchas incertidumbres había en las mentes de todos los participantes en este I Raid Vespa Maroc, tanto en las de los pilotos, como en las de los propios miembros de organización. ¿Aguantarían las vespas?, ¿Lograrían llegar al final?, ¿romperían muy a menudo?, ¿Habría que rescatarlas continuamente?…
De todo hubo, como no podía ser de otra manera y como veremos a continuación, pero algo si que quedó claro tras la finalización del raid, y es que de nuevo, y como ya se ha demostrado con diferentes rallys de coches clásicos (Clásicos del Atlas, Maroc Challenge, etc.), para vivir una auténtica aventura por la inmensidad de paisajes que componen el territorio marroquí, para sumergirse en la experiencia de participar en una competición todo terreno, para sentir, en fin, todas las sensaciones que puede sentir cualquier piloto de un raid africano, no hace falta gastarse millones en preparar un vehículo y pagar carísimas inscripciones. Una Vespa y una competición como el Raid Vespa Maroc, son más que suficientes.
Pero antes, mucho antes de estas conclusiones, los participantes se reunieron en Almería para pasar las verificaciones administrativas y técnicas, instalar los GPS, las balizas Spot con las que estarían “controlados” vía satélite por la organización y el Tripy, lo último en tecnología Road Book digital. Las primeras fotos, pasar los equipajes a los vehículos de organización y terminar de “ajustarlo” todo, nos llevaron a la hora en que la caravana debía partir hacia el puerto de Almería, donde embarcaríamos dirección a Melilla. Ya en los escasos 25 Km. que nos separaban del puerto se dio la primera avería, un gripaje en la Vespa “atómica” de un piloto francés, que eso sí, tras montarla en un vehículo de organización y trasladarla al puerto, en tan solo una hora le desmontó el motor, le cambio pistón y cilindro, y estaba de nuevo en marcha.
En el barco y antes de irnos a dormir, se desarrolló el primer briefing, donde se les explicó a los pilotos las particularidades de la conducción en Marruecos, como se desarrollaría la primera etapa, etc.
Tras llegar por la mañana a Melilla, se realizó un reagrupamiento en el puerto y todos salimos hacia la frontera para cruzar a tierras marroquíes, trámite que en esta ocasión nos costó más de la cuenta, al tener que estar tres horas para poder completar los trámites aduaneros. Por fin, la caravana se dirigió hacia el parking del supermercado Marjane, en Nador, lugar donde todos nos reagruparíamos y, ahora sí, se daría la salida a la primera etapa.
Esta primera etapa, que unía las ciudades de Nador y Missour, se componía en principio de 299 Km. de carretera y un último tramo de 81 Km. de pistas. Sin embargo, y debido al retraso en la frontera y por seguridad (evitar el circular de noche), este último tramo se suspendió y se realizó por carretera. No obstante, los problemas se presentaron desde el primer momento, y apenas tres rotondas después de dar la salida en Nador, un participante tenía sus más y sus menos con un taxi que, evidentemente, se pasó por el “arco del triunfo” la obligación de ceder el paso en una rotonda, lo que terminó con el frontal de la Vespa empotrado en la aleta izquierda del Mercedes y su piloto con un pequeño rasguño y un gran cabreo.
Tras cargar la Vespa “herida”, hubo que retroceder una rotonda para volver a cargar la Vespa francesa del gripaje del día anterior, que no terminaba de ir… 15 minutos después de la salida de la primera etapa y ya había dos vespas cargadas… Sin embargo, al final del día, todas se encontraban en el hotel de Missour y tras unas horas (unos más que otros), de reparación, todas estaban listas para la etapa del día siguiente.
La etapa dos uniría Missour con el Erg Chebbi, en una etapa que se componía de 195 Km. de asfalto y 117 Km. de pistas, repartidos en tres diferentes tramos.
Tras comprobar un equipo de organización de madrugada, que la pista estaba practicable (llegamos a Marruecos lloviendo y todavía no había dejado de llover), se dio la salida a los pilotos a una dura etapa en la que el frío fue el protagonista y en la que la nieve, se dejó ver tanto en los tramos de pista como en los de carretera. Talsint, Beni Tajjite atravesando el Jbel Marzimine, el impresionante Palmeral del Ziz, donde otra Vespa francesa dijo basta, Erfoud donde pudimos recoger la Vespa “del taxi” ya reparada con la correspondiente cara de felicidad de su piloto, y un duro último tramo, para llegar, ya en el Erg Chebbi al albergue de Alí el Cojo, donde los problemas eléctricos y el cansancio se juntaron con la noche y hubo que “escoltar” a algunos pilotos con sus energías al límite.
Ya en el albergue, unos a reparar, todos a cenar, un té, el brieffing de la siguiente etapa y a dormir “deprisa” que había que levantarse pronto.
La tercera etapa sería un ida y vuelta por una de las pistas más clásicas de los amantes de Marruecos y el todo terreno, la que une Erfoud con Zagora en sus primeros tramos, y estaría formada por 62 Km. de carretera y 112 de pista.
Tras salir del albergue, la mayoría paró a repostar en la gasolinera de Merzouga para, por carretera, tomar dirección sur hasta Taouz, donde esta se termina y hay que seguir obligatoriamente por pista, la que lleva hasta Ouzina, Ramlia, donde darían la vuelta y que de seguir recto nos llevaría a través del Lago Maider, Tissemoumine y el Tizi-n-Tafilalet hasta Zagora.
Pistas duras, rizadas, tramos de arena, piedra suelta, lagos secos… bordeando las dunas de Ouzina, fueron algunos de los alicientes con los que se encontraron los pilotos y que de nuevo, hicieron sufrir a las monturas, teniendo que cargar de nuevo, en coches de organización, dos vespas francesas que a estas alturas tenían ya más que merecidos méritos para llevarse el hipotético premio a la desgracia y que nos enseñaros a todos dos cosas, una el pundonor para reparar, reparar y reparar con el objetivo de seguir adelante; otra, que las preparaciones atómicas no sirven para el desierto, y que es mucho mejor realizar preparaciones en las que prime la fiabilidad por encima del rendimiento, con piezas de origen, refuerzos en las partes que lo necesiten y mucha protección y aislamiento del filtro de aire.
La cuarta etapa estaba compuesta por 12 Km. de asfalto y 80 de pista y llevaría la caravana desde la zona oeste del Erg Chebbi hasta la este, al norte de las dunas para terminar en el espectacular Bivouac Madu.
Tras realizar el corto tramo de asfalto, dirección Taouz, antes de llegar, las vespas se dirigieron a la izquierda, hacia la zona de Mtis y Merdani en la conocida como zona de las minas, donde ascendieron por impresionantes pistas, tuvieron que realizar algún fuera pista por la ladera de las montañas y se encontraron en su camino con rapidísimas pistas de “tope”, algunos oued secos, pequeñas dunas, ríos de arena hasta por fin, llegar al estupendo albergue en el que, en el que en unas impresionantes haimas, todos pudimos dormir en cama “de verdad”.
Antes, por la tarde y ya en el albergue, la organización preparó una prueba especial en las dunas. Un circuito balizado en el que por sorteo, de dos en dos, las vespas debían competir entre ellas y en las que las risas y las dotes todo terreneras de unos y otros se dejaron ver en medio de un estupendo ambiente.
La quinta etapa, con casi 90 Km. de pista y 5 de asfalto, nos llevaría hasta las comodidades del Hotel Chergui, de nuevo en Erfoud, un recorrido relativamente fácil con algo de arena, pistas de todo tipo en las que predominaban las rápidas y alguna trialera, especialmente para coronar un pequeño puerto.
Una etapa que sin embargo, comenzó con una de las vespas francesas negándose a arrancar, por lo que hubo que cargarla a lo largo de toda la etapa, viajando su piloto en la cómoda cabina del omnipresente camión de Elefant Camper, que a lo largo de la prueba sirvió de transporte de vespas, de equipajes, de pilotos, de herramienta, de improvisada sombra para los divertidos momentos de las comidas y como discoteca móvil, ya en la última jornada.
Coronando un puerto, ya cerca del final, nos encontramos con un participante que había tenido una caída y se había dañado la muñeca, estando ya el coche médico del Sercat atendiéndole, por lo que tras cargar su Vespa, todas las asistencias, siguiendo a los últimos pilotos, nos dirigimos ya hacia las comodidades del deseado hotel.
La prueba tenía prevista una sexta etapa de casi 300 Km. con 91 de ellos por pista para volver desde Erfoud hasta Missour, y una última etapa de enlace de otros 322 Km. de asfalto para llegar hasta el puerto de Nador, pero dado el castigado estado de algunas vespas, el cansancio de muchos de los pilotos tras la semana acumulada y que el tiempo en el norte de Marruecos seguía siendo de “perros”, con frío, viento y lluvia, se decidió un cambio de planes que, tras consultarlo con los pilotos se aprobó por absoluta mayoría y que finalmente se mostró como un cambio fundamental para el buen desarrollo del raid.
En lugar de las etapas previstas, la organización preparó una nueva etapa en la conocida como zona de los monumentos, esas construcciones que el artista y arquitecto alemán Hannsjorg Voth construyó en 2003 al oeste de Erfoud y que reciben los nombres de Espiral Dorada (“Goldene Espirale”), la Escalera del Cielo (“Himmelstreppe”) y la Ciudad de Orión (“Stadt des Orion”), y a las que se llega pasando por un mirador que permite una visión esplendida de la zona y que sin duda, es una zona que hay que conocer y que encantó a todos los participantes.
De nuevo, la comodidad del Hotel Chergui recibió a la caravana y tras la cena, se realizó la divertida entrega de trofeos a todos los participantes y, con la tranquilidad de las motos cargadas en grúa, ya en dirección a Nador, todos nos echamos unas divertidas horas de risas y copas, “comentando la jugada” que finalmente todos habían podido superar.
La “novatada” de esta primera edición, con todas sus dudas e incertidumbres se había superado con éxito y lo que es mejor, con una organización que había sido consciente desde el primer momento de los problemas, errores y deficiencias que había ido teniendo la prueba y que tomaba nota de cada detalle para que en futuras ediciones no se vuelvan a producir. Una organización que a momentos se tuvo que multiplicar pero que, gracias a su buen hacer, tuvieron la prueba bajo control en todas las situaciones, y aquí, es de justicia que recuerde a Manzano Moto, con su furgo siempre “hasta las trancas”, a Tripy Ibérica, con sus roadbook digitales facilitándole la vida tanto a los pilotos como a los miembros de la organización, a los mecánicos de la Cuarta Marcha, con sobredosis de trabajo, el ya nombrado camión de Elefant Camper y la asistencia médica del Sercat y muy especialmente a la experiencia, buen hacer y capacidad resolutiva de Sport Adventure, con los que cualquier problema se convierte en una simple anécdota.
Un país maravilloso por sus paisajes, sus gentes, su gastronomía, una organización a la altura, y una moto, la Vespa, pueden formar y de hecho forman, un cóctel, que debería de estar en la colección de los probados de cualquier amante de la aventura. La edición 2013 ya está en marcha ¿te apuntas?
Etiquetas: Marruecos, Vespa, Vespa Raid Maroc