Soria. Corazón celtíbero
Escrito por Miguel A. Fernández el 09/05/2013 en Rutas y viajes
Por motivos que a uno se le escapan, no es Soria uno de esos destinos turísticos de los que tanto presumimos los españoles; para bien o para mal (que todo es relativo), esta recia capital castellana esta lejos de los flujos migratorios del turismo, algo que como veremos, no por cierto, tiene la más mínima razón de ser.
Un solo día será necesario para partir de Soria esbozando esa sonrisa de satisfacción que se te pone en la cara cuando te sabes descubridor de una joya, y no, no estoy diciendo que una jornada sea suficiente tiempo para conocer Soria con detalle, pero sí, para llevarse de allí una enorme cantidad de motivos para regresar, más pronto que tarde, a realizar pausadas excursiones por sus alrededores, admirar con detenimiento sus monumentos y, disfrutar con más tranquilidad de su gastronomía.
De la mano de los celtíberos numantinos, de los romanos, de Bécquer y Machado, de Gabinete Caligari y de la activa vida de la Soria actual, vamos a andar un camino que no tendrá un solo paso de desperdicio.
Soria quiere que se la pasee, por ello lo mejor es dejar la moto o el coche en el parking de la Plaza del Olivo, céntrico y con precios razonables como para dejarlo durante toda la jornada. Lo siguiente podría ser bajar por la Plaza de San Esteban y cruzar El Collado, para acercarnos a la Plaza de San Clemente, una de las dos plazas típicas de “tapeo” de Soria donde recuperarnos del viaje tomando un vino y una tapa. Tanto esta plaza como la de Ramón Benito Aceña, separadas por una sola calle, son el centro neurálgico donde los sorianos comparten charla y buenos alimentos los fines de semana y festivos por la mañana, pues allí se encuentra la mayor concentración de bares y restaurantes que “toman” la calle como lugar de reunión y extensión viva de los propios establecimientos.
Desde la propia plaza de Ramón Benito Aceña tenemos a la vista la Alameda de Cervantes; conocida como La Dehesa, concentra más de ochenta árboles y arbustos autóctonos y exóticos “…Lentamente caen las hojas secas al pasar y el Cierzo empieza a hablar. En una mañana tibia el sol asoma ya no llega a calentar…” reza la canción de Gabinete Caligari “Camino Soria” que viene a la mente ante el bucólico paisaje otoñal que nos presenta un jardín que pide sentarse en alguno de sus bancos para, convenientemente abrigados, dejar que el sol caliente nuestras caras y la mente se relaje. Sin salir de La Alameda nos encontramos con La Ermita de La Soledad, que alberga una talla del siglo XVI atribuida a Juan de Juni y que representa al Cristo del Humilladero.
Junto a la ermita hay una salida de La Alameda que da al Paseo del Espolón, el cual cruzaremos para llegar al Museo Numantino. Tras la Estela de “Numancia” y que sin duda alguna es visita obligada para conocer de mejor manera los orígenes Celtíberos de Soria. Como simple apunte de la bravura de los guerreros Celtíberos de Numancia sirvan las siguientes referencias históricas: el 23 de agosto de 153 a.C. el general romano Quinto Fulvio Nobilior al frente de buena parte de los 30.000 efectivos, en su mayoría legionarios, que se habían desplazado a la península ibérica se disponía a tomar al asalto y destruir Numancia, sin percatarse de que un ejercito Celtíbero a las ordenes del caudillo guerrero Caro, caería sobre ellos causando más de 6.000 bajas entre las filas romanas. No es difícil imaginar como sería aquel combate si tenemos en cuenta que desde entonces, varias generaciones de militares romanos trataron de evitar que la fatídica fecha coincidiera con cualquier otra batalla. Nobilior lo volvió a intentar posteriormente dotando a sus tropas de elefantes, a los cuales el ingenio y la garra de los numantinos también pudieron derrotar. Escipión Emiliano, el sanguinario Lúculo, Claudio Marcelo, a quien no quedó más remedio que llegar a diversos tratados, Quinto Cecilio Metelo “El Macedónico”, Quinto Pompeyo, los cónsules Marco Popilio Lenas y Cayo Hostilio Mancino, especialmente este último, que no solo fracasó en el asedio de Numancia sino que fue perseguido, derrotado y obligado a firmar una paz en igualdad ofrecida por unos benevolentes numantinos, probablemente hartos de tanto asedio, cayeron en sus intenciones de doblegar a los numantinos. Lépido, Filón y Pisón fueron los siguientes cónsules que nada pudieron hacer.
Por fin, Escipión Emiliano (el destructor de Cartago) sitió la ciudad con 25.000 legionarios y la aisló, cortándole cualquier tipo de contacto con el exterior, para lo que fue fundamental el control del Duero; meses después, Escipión entraba en Numancia sin enfrentarse a ninguna resistencia, encontrándose el desolador paisaje de miles de guerreros, mujeres, ancianos y niños, muertos por el hambre y las enfermedades. Tras más de diez generales y cónsules, Numancia solo pudo ser conquistada por el hambre y la sed; La “guinda” a tanta sangría la puso el mismo Escipión cuando ordenó la destrucción total de Numancia, era el año 133 a.C. y veinte años de humillaciones y sinsabores habían tenido que pasar para que el poderoso ejercito romano pudiera derrotar de tan poco gloriosa manera a los numantinos.
Continuando nuestro paseo, pasaremos por delante de la Iglesia del Salvador para llegar a la Plaza del Vergel donde nos encontraremos tanto el instituto como el busto de Antonio Machado, el cual lleva el nombre del universal poeta por haber impartido clases de francés en él, tras conseguir la cátedra por oposición en 1907, aún se conserva un aula tal y como él la encontrara a su llegada. La Aduana Vieja nos llevará ahora hasta la Iglesia de Santo Domingo, donde un rosetón culmina una bellísima portada; merece la pena detenerse ante “el horóscopo vidriado” de Gerardo Diego y todo el conjunto, considerado como uno de los más equilibrados de la península, románico en estado puro.
Tras pasar por el Palacio de los Conde de Gomara, hoy Audiencia Provincial, pasaremos bajo el arco de su mismo nombre para, tras girar a la derecha, llegar a la Plaza del Rosel donde ya a la ida, como tras retroceder sobre nuestros pasos para dirigirnos hacia la Iglesia del Carmen, nos fijamos en el Café del Rosel, establecimiento que nos mete el hambre en el cuerpo con idea de volver después de comer y disfrutar de la tranquilidad de un buen café en un tranquilo y acogedor ambiente. Un callejón frente a la portada de la Iglesia del Carmen nos llevará hasta la Plaza Fuente de Cabrejas, donde subiendo Zapatería nos encontraremos el Arco del Cuerno, lugar por el que entraban y salían los toros cuando la plaza hacía de coso, y que nos introducirá en la Plaza Mayor; tras fotografiar la propia plaza, la Fuente de Los Leones, el Ayuntamiento, la torre de Doña Urraca y la Iglesia a sus espaldas, donde Machado desposó a Leonor, descubrimos (como ya estábamos informados), que el Mesón Castellano, en la propia plaza, es una de las mejor opciones para dar paz a nuestro estómago, por suerte para el viajero, no es la única y la oferta gastronómica que Soria nos ofrece no dejará indiferente a nadie, ya que la provincia de Soria participa, en conjunto, del culto existente en toda Castilla y León a las materias primas cárnicas.
Aparecen así los asados, los platos basados en el cordero y el cerdo, el cabrito o la chacinería hecha arte. El chorizo de Soria presenta la novedad de la utilización en su producción de carnes de vacuno, que aquí se unen a los tradicionales magros de cerdo y al tocino o panceta, la peculiar, por dulce y exquisita, morcilla Soriana elaborada con sangre y manteca de cerdo, azúcar, pan de hogaza, pasas y canela y que suele degustarse como postre asada al horno, son otros de sus afamados productos chacineros. Las migas del pastor, la caldereta de cordero o de toro y el ajo carretero, son platos representativos de una provincia de crudos inviernos en los que el aporte energético de los alimentos es factor fundamental.
De la Plaza Mayor, ya en dirección hacia el scooter, pasaremos por la Iglesia de San Juan de La Rabanera, junto a las estatuas de los sorianos ilustres que guardan el edificio de la Diputación, podremos admirar el ábside y la hermosa portada de la románica iglesia.
Aunque podríamos continuar a pie, realizando un más largo paseo, decidimos coger el scooter para subir hasta el Parador de Turismo de Soria, desde donde se contemplan algunas de las más bellas imágenes de la ciudad y el propio Duero, para a continuación, bajando por el otro lado, atravesar el puente sobre el río y llegar al Monasterio de San Juan de Duero; se trata de uno de los Monumentos Nacionales más originales del románico español y de los más visitados de Castilla y León. Del antiguo convento Hospitalario de San Juan de Acre sólo queda en pie una iglesia del XII y un espléndido claustro con influencias mixtas. Románico, mudéjar y sículo árabe se dan la mano en sus arcos, que suman a su belleza la característica de ser diferentes entre sí. De este modo, el conjunto se traduce en cuatro arquerías de distinto orden, que sorprenden por el entrecruzado y los capiteles esculpidos con la fantasía del medievo.
“…Cuando divises el monte de las Ánimas no lo mires, sobreponte y sigue el caminar…” (CAMINO SORIA) y es que enfrente del Monasterio de San Juan, se encuentra el monte que Bécquer hiciera famoso en una de sus leyendas en las que templarios y nobles sorianos batallaron en cruenta lucha y donde se narra la terrible historia de Alonso y Beatriz.
La Concatedral de San Pedro nos abrirá paso hacia la Iglesia de Nuestra Señora del Mirón, otro fantástico lugar desde donde se domina Soria y se puede ver la llegada del anochecer y como las luces artificiales van dando una nueva forma a la ciudad.
Nuestra jornada a terminado, y mientras vamos dejando atrás la ciudad, de nuevo me veo tarareando… “…Voy camino Soria, ¿tú hacia dónde vas?. Allí me encuentro en la gloria, que no sentí jamás. Voy camino Soria quiero descansar, borrando de mi memoria traiciones y demás, borrando de mi memoria…”
DONDE DORMIR
Hotel Alfonso VIII. C/ Alfonso VIII, 10. Tel. 975226211
Hotel Cadosa. Ctra. N-122, Km. 146. Tel. 975213143
Hotel Ciudad de Soria. C/ Zaragoza, s/n. Tel. 975224208
Hotel Mesón Leonor. Paseo del Mirón, s/n. Tel. 975220250
Parador de Soria. Parque del Castillo, s/n. Tel. 975240800
DONDE COMER
Mesón Castellano. Plaza Mayor, 2. Tel. 975213045
Maroto. P° del Espolón, 20. Tel. 975224086
El Ventorro. Av. De Mariano Vicén,33. Tel. 975223754
Fogón del Salvador. Plaza del Salvador,1. Tel. 975230194
Valosandero. Monte de Valosandero s/n. Tel. 975180006
Rincón de San Juan. C/ Diputación, 1. Tel. 975215036