El Motarate
Escrito por Miguel A. Fernández el 09/07/2013 en Opinión
Las “razas” o grupos de motoristas que pueblan nuestras carreteras, circuitos y concentraciones es de lo más variada. Custom, racing, ruteros, endureros, crosseros, trialeros y un largo etc. nos muestran como el maravilloso mundo de la moto y todo lo que le rodea, nos ofrece un sin número de posibilidades de disfrutar de una pasión, la moto, en un clima festivo de respeto, educación y compañerismo.
Sin embargo, este artículo no va dedicado a ninguno de ellos, gentes que cada uno en su particular entendimiento disfrutan de la moto y con su buen uso y saber estar hacen cada día más grande esta afición y deporte.
Desgraciadamente, hoy, este artículo esta dedicado a una nueva raza de humanos que va encima de una moto, una raza que incomprensiblemente va en aumento y que es realmente peligrosa, tanto para cualquier usuario de la vía pública como para el resto de motoristas sea cual sea el grupo al que pertenezcan, porque el daño que ocasionan va más allá del físico o material que puedan producir, va a la consciencia y percepción que el resto de personas que desconocen del mundo de la moto, se hacen de este, llegando a pensar que cualquier usuario de una moto es en mayor o menor medida como estos. Me estoy refiriendo a los MOTARATES.
Para empezar, el motarate suele ir en una moto deportiva, y empiezo diciendo esto porque quiero dejar muy claro que es el motarate el que utiliza el mismo tipo de moto que los “racing” o “deportivos”, pero que no tiene nada que ver con ellos, estos últimos se dedican a disfrutar de la agilidad y prestaciones que ofrecen este tipo de motos en los circuitos o en su carretera de curvas preferida, llegando algunos de ellos a conseguir triunfos en las competiciones de velocidad que redundan en beneficio de nuestro deporte favorito.
El motarate por el contrario, utiliza las características de este tipo de motos para hacer el imbécil, y antes de seguir, creo que debemos definir con exactitud que es lo que significa motarate.
No es difícil darse cuenta que “MOTARATE” está formado por “MOT” que puede venir de “Motero”, “Motorista”, “Motard”, aunque realmente no sean nada de esto y simplemente haya que tomar esta parte de la palabra como “elemento que va encima de una moto” y “OTARATE”, que viene de “BOTARATE”, y que como veremos a continuación, cuando desgranemos los significados que esta palabra tiene, los cumple al pie de la regla.
La consulta de esta palabra ha sido realizada utilizando el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, el Diccionario Enciclopédico Salvat, La Enciclopedia Encarta y el Diccionario de usos y costumbres del español María Moliner, y entre otras muchas definiciones más, dicen lo siguiente:
BOTARATE: Probablemente cruce do “Boto”, Tonto y “Patarata”.
Se aplica a un hombre sin juicio o formalidad, que habla y obra sin pensar debidamente para que los resultados sean convenientes.
Y dan entre otros los siguientes adjetivos calificativos: Badulaque, calamidad, cascabelero, chafandín, chiquilicuatre, cirigallo, enredador, estúpido, fantoche, sin fundamento, gamberro, ganso, gaznápiro, gurdo, idiota, imbecil, insensato, majadero, mamarracho, mentecato, mequetrefe, necio, payaso, pelele, saltarín, sinsorgo, tarambana, títere, trasto, vaina, zángano, zascandil, despreciable y un largo etc. de similares.
Al consultar el significado de cada una de estas acepciones empezamos a echar un poco de luz sobre el comportamiento y “modus operandi” del motarate, y, sin llegar a reproducir la significación de cada una de ellas, a continuación, tenéis que es lo que se saca del diccionario con solo consultar algunas:
CHAFANDIN: Persona vanidosa y poco juiciosa o de poco valer.
CIRIGALLO: Persona que se mueve mucho o pasa el tiempo de un lado para otro sin hacer nada de provecho.
FANTOCHE: “Títere” “Mamarracho” “Mequetrefe”. Hombre ridículamente presumido al que le gusta aparentar riqueza, poder o cualquier otra clase de superioridad, o asombrar con ellos.
GAZNAPIRO: Persona torpe, necia o paleta
MAJADERO: Se aplica con desprecio o enfado a una persona falta de formalidad o de sensatez, o que molesta por su indiscreción, inoportunidad, pedantería, etc.
PELELE: Se aplica a una persona que se deja manejar por otros u obra al dictado de otros.
SINSORGO: Se aplica a la persona falta de sentido o de formalidad. Botarate.
TARAMBANA: Zascandil. Se aplica a una persona de poco juicio: aturdida, informal, irreflexiva, o calavera. También, a una persona que habla mucho, deprisa y para decir cosas de poco interés.
VAINA: Apelativo aplicado, como “Majadero”, “Botarate” o “Mequetrefe”, a un hombre a quien se desprecia por su falta de discreción o buen sentido.
ZANGANO: Persona que no hace nada de provecho. “Mequetrefe”. “Botarate” o “Majadero”. Patoso; falto de oportunidad o gracia.
A las acepciones anteriores yo añadiría las de “Espantaviejas” y “Paseaterrazas”, que si bien no vienen en ninguno de los diccionarios consultados, creo que ayudan a la hora de definir la manera de actuar de los Motarates.
El MOTARATE, palabra que acuño para definir a los elementos que cumplen alguno o todos los significados anteriores, pero que lo hacen encima de una moto, es, como no cuesta deducir, un elemento tremendamente peligroso para el resto de personas, y conviene tener los conocimientos necesarios para identificarle con prontitud y, de esta manera, mantenerse a una prudencial distancia de ellos, no vaya a ser que nos identifiquen como amigos suyos, lo cual podría ser harto perjudicial para nuestra imagen de motorista.
EL MOTARATE. COMO IDENTIFICARLE
Para empezar, el Motarate es un elemento que cumple al pie de la letra las “Reglas de la proporcionalidad” (ver recuadro 1), además, adornan su rostro con una sonrisa de satisfacción que solo se puede tener cuando te han concedido el Premio Nóbel por unanimidad, o cuando no eres consciente de que estas haciendo el ganso.
Reconozco que no he hecho un estudio con detalle sobre lo anterior, pero realmente creo que no hay muchos premios Nóbel entre los personajes a los que me estoy refiriendo, por lo que estoy convencido de que pertenecen al segundo grupo.
El Motarate tiene también un absoluto desprecio a la vida, propia y ajena. Solo de esta manera se puede explicar como un borracho sin casco es capaz de ponerse a hacer caballitos en medio de una calle, estrecha, plagada de gente y con otras motos circulando en ambos sentidos.
EL MOTARATE. COMO ACTUA
Lejos de actuar sin ton ni son, los motarates se rigen por un ritual que siguen con una pulcritud digna de un maestro relojero.
El primer paso es encender los sentidos, para ello nada mejor que dos o tres tercios de cerveza, algo que les da la fuerza suficiente para emprender la maniobra de desmontaje del silencioso de la moto, operación que a cualquiera le llevaría diez minutos, pero en la que ellos emplean algo más de media hora, dada su más que absoluta torpeza. Lo anterior es valido para la mayoría de motarates, sin embargo he podido comprobar como algunos, que sin duda hay que calificarles de profesionales, lo consiguen en el mismo tiempo que una persona normal, es el motarate avanzado, el que más conocidos tiene entre las UVI´s de los hospitales de alrededor de las concentraciones y G.G.P.P.
Lo siguiente es montarse en la moto y probar el resultado de la operación anterior, para lo cual, con el motor frío, por supuesto, se ponen a dar acelerones en vacío hasta el corte de encendido, es en este momento cuando se les empieza a poner la cara de satisfacción a la que hacía referencia anteriormente, paran la moto y se toman otras dos o tres cervezas mientras “comentan la jugada” con los que les acompañan.
El siguiente paso es abrocharse la cazadora de colorines y con el casco aún puesto (solo algunos), ir en busca de una calle transitada, cuanta más gente tenga, mejor.
Tras un par de pasadas haciendo el mayor ruido posible, vuelve a parar la moto para comprobar si ha conseguido el número suficiente de espectadores y tomarse otro par (o tres) cervezas, que ya se estaba empezando a deshidratar.
Normalmente, a estas alturas, el motarate ya tiene “un moco” considerable, lo cual, en su infinita torpeza, él interpreta como que sus capacidades y habilidades están llegando a su punto más álgido, por lo que se vuelve a subir a la moto y tras otras dos o tres pasadas haciendo ruido, para, se quita el casco para que todos puedan ver su cara de imbécil (esto último creo que no lo piensan, aunque no estoy seguro), y empieza a hacer caballitos calle arriba, calle abajo, valiéndose únicamente de la potencia de su motor y demostrando en la gran mayoría de los casos, un completo desconocimiento de la técnica que requiere este ejercicio (freno trasero).
A continuación, bien porque ha visto a otro motarate hacerlo o bien porque se le ocurre a él mismo, empieza a quemar neumático trasero, operación que en la mayoría de los casos necesita de la ayuda de alguno que le sujete la moto desde delante porque tampoco lo sabe hacer bien.
A todo esto, han ido llegando unos cuantos motarates más, que en una calle cada vez menos transitable continúan haciendo de las suyas a costa de la integridad de los demás.
El final de la historia es por todos conocida, los que más suerte tienen, se van con el neumático y el embrague destrozados y el motor muy castigado, otros, con los carenados hechos “migas” por alguna de las inevitables caídas, muchos en el hospital, con heridas y roturas de todo tipo y algunos, milagrosamente los menos, al cementerio a criar malvas. Y a mí me jode.
Me jode porque a muerto una persona, aunque sea un patán, me jode porque a muerto un motoris…no, un tío que va encima de una moto, y por lo tanto pasa a engrosar la estadística de motoristas muertos, con lo que ello conlleva a la hora de redactar las tarifas de los seguros de las motos, entre otras cosas; me jode, porque todo esto sucede en pueblos y ciudades donde la gente que no sabe mucho del mundo de la moto, se queda con la idea de que todos somos así y me jode, porque después de cincuenta años de montar en moto, la se disfrutar a cada ocasión sin necesidad de hacer este tipo de payasadas y no entiendo la motivación para llegar a hacerlas.
REGLAS DE LA PROPORCIONALIDAD
REGLA 1: El ruido de una moto es directamente proporcional a la cara de imbécil que tiene el que va encima.
Explicación: A más ruido, más cara de imbécil. No falla.
Ejemplo: El grado máximo de imbecilidad lo podemos comprobar en los que la única herramienta que llevan encima, es la necesaria para poder desmontar la cola del escape.
REGLA 2: La habilidad del motarate es inversamente proporcional al ruido que produce.
Explicación: A falta de otro tipo de habilidades encima de una moto, el motarate utiliza todos los medios a su alcance para producir ruido, única manera de destacar y que se fijen en él.
Ejemplo: Los que más ruido producen son los que se están quietos en un sitio llevando la moto al corte de encendido.