Preparación Toyota BJ 73 “El Igloo”
Escrito por Miguel A. Fernández el 10/02/2015 en Preparaciones 4x4
El propietario de este coche, “Tonecho” Amor, es otro de esos gallegos “locos” del grupo Zumbalacazan 4×4 que lleva en esto del 4×4 “desde siempre”, ya que sus andanzas con el barro vienen de principios de los 80.
Ya desde sus inicios le llamó el mundo de la competición, lo que le llevó a correr campeonatos de España de raids, la Baja España, la Baja Portugal, pertenecer a la organización de la Cup 180, o tener siete participaciones en el Rally Paris-Dakar, en dos ocasiones de copiloto de Manuel Plaza.
Muchos y variados han sido los coches que han pasado por sus manos antes de llegar al actual BJ 73, y entre ellos habría que destacar un Nissan Patrol 4Cil de gasolina con el que realizó su primera participación en el Rally Paris-Dakar a finales de los 80, o el Range Rover V8 con el que realizó otra participación en el mismo rally, si bien este murió de manera prematura al romper los dos ejes en un salto. Un Kia Sportage, un Daihatsu Feroza o un Mercedes G, son algunos otros del amplio parque móvil que ha pasado por su garaje.
Tonecho le compró el coche a otro miembro del grupo, Michele Carpico, un venezolano amante a muerte de los Toyota.
Al comprarlo Michele, el coche estaba completamente de serie, y lo primero que se le hizo fue ponerle las taloneras, las defensas delantera y trasera, diseñadas por el propio Michele, ruedas 255-85/16 (algo más de 33”), se le colocaron separadores en un primer momento, y aunque posteriormente se cambio a una llanta con más desplazamiento con intención de quitarlos, finalmente también se dejaron y se pasó a unos neumáticos Cooper Discoverer STT de 35”-12.50/15
Al poco de comprarlo Michele, el motor VM 2.5 que tenía instalado dijo basta, por lo que a través de algunos contactos en Australia, se trajo de un desguace un motor 4.2 de HDJ 80 atmosférico, de alrededor de 130 CV. Posteriormente, y ya en manos de Tonecho, se le acopló un turbo de procedencia Mercedes y, evidentemente, el coche cambió completamente.
La parte termodinámica se terminó con un escape modificado realizado por Talleres Trujillo de La Coruña.
Siguiendo con el exterior, en la defensa delantera se instalo un winch Warm de 9000 Lb. y en la defensa trasera se instalo un gancho militar; para garantizar que el coche siempre respirara aire en la húmeda Galicia, se le colocó un snorkel original Toyota, también vemos un soporte para el gato Hi Lift en la rueda de repuesto.
Al asomarnos a los bajos vemos que está dotado de un sistema de doble amortiguación, por una parte 4 amortiguadores Rancho 9000 con centralita, para poder regularlos desde el habitáculo, y por otra, otros 4 amortiguadores Trail Master, todo ello acompañado de unas ballestas reforzadas Old Man Emu. Siguiendo por el “sótano”, también podremos ver los tubos del bloqueo ARB en el grupo trasero.
En el interior todo está organizado para la realización de grandes rutas, y así, además del altímetro-inclinómetro original del coche, podemos ver un terratrip, la emisora de 27 Mhz. con altavoz externo, soportes para rutómetros y toma de notas, luz de lectura de mapas, reloj con temperatura exterior, tomas múltiples de corriente, los botones del compresor y el bloqueo ARB, los manómetros de los amortiguadores Rancho así como los soportes para los dos GPS que Tonecho siempre acostumbra a llevar en las rutas.
No falta en el lado del conductor el baquet, pero no un baquet cualquiera, sino el de Tonecho, un Sabelt que cada vez que vende un coche se lo quita para montárselo al próximo, sin duda una manera de sentirte “como en casa” en el nuevo vehículo desde el primer momento. Mirando hacia arriba veremos una red de carga y un arco de seguridad.
Ya en la parte de atrás del habitáculo, vemos en el maletero unas cajoneras en las que llevar los implementos y herramienta; faro de trabajo, extintor, soportes para el hacha, la pala, azadón (más práctico que la pala con barro y piedras), etc.
El comportamiento del coche es realmente bueno, pudiendo la nueva potencia del motor con el considerable alargamiento de desarrollos que supusieron las ruedas de 35”. También, la suspensión permite por una parte aprovechar todo el recorrido de los amortiguadores cuando vamos trialeando a la vez que sujetar suficientemente bien la carrocería en curvas con fuertes apoyos, evitando inclinaciones excesivas.
El resultado ha sido un coche totalmente “africanizado”, si bien el uso que actualmente se le da hace más honor a su nombre “Igloo”, por el color de la pintura así como por los lugares donde habitualmente se desenvuelve, que es realizando rutas por Galicia y norte de Portugal.
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