3º Guadalquivir Classic Rally 2018. Mirando al cielo
Escrito por Miguel A. Fernández el 14/11/2018 en Rallys y Raid 4x4
La localidad malagueña de Riogordo acogía por primer año las verificaciones técnicas y administrativas de esta tercera edición del Guadalquivir Classic Rally, en una jornada que empezaba con una fuerte lluvia pero que con el paso de las horas daba una tregua tanto a organizadores como a equipos participantes.
Por la tarde, y tras el preceptivo briefing de bienvenida, se celebraba la etapa prólogo, que serviría tanto para que los equipos nóveles se hiciesen con el manejo del road book, como para dar forma al orden de salida de la primera etapa.
Esta primera etapa uniría la malagueña localidad de Riogordo con la granadina de Guadix, en la que los equipos se habrían de enfrentar a un recorrido de algo más de 180 kilómetros, de los que 90 eran cronometrados y el resto de enlace.
Pistas rápidas y zonas de montaña acompañaron a los participantes en un recorrido caracterizado por las trampas de barro, así como por alguna pendiente con tierra suelta que obligaba, sobre todo a los turismos con tracción 4×2, a emplearse a fondo para poder superarlas.
En cualquier caso, la etapa fue algo más suave de lo esperado, ya que el día anterior, el equipo de reconocimiento se encontró con grandes barrizales, que finalmente, por la acción del sol y el viento reinante en la zona, se habían reducido considerablemente.
En cualquier caso, y como veríamos en las siguientes jornadas, el gesto más repetido entre participantes y miembros de la organización era mirar al cielo, para intentar escudriñar cuánta agua y cuando, nos iba a caer.
La segunda etapa de esta edición uniría Guadix con la Sierra de Baza, en un recorrido de algo más de 147 kilómetros, de los cuales 75 fueron de regularidad y el resto de enlace.
Las fuertes lluvias caídas en la ciudad de Guadix obligaban al equipo organizador a modificar los primeros kilómetros de la etapa, ya que la zona por la que tenían que pasar los participantes presentaba una importante zanja difícilmente superable por los vehículos, en especial por los turismos con tracción 4×2.
A pesar de todo, y una vez modificado el libro de ruta, la caravana pudo tomar la salida puntualmente a muy pocos kilómetros de Guadix, iniciando un recorrido que, especialmente por ramblas, les llevaría hasta la Sierra de Filabres.
La lluvia que durante toda la noche había estado cayendo, dio paso a una intensa niebla en la parte final del recorrido, lo que obligaba tanto a pilotos como a copilotos a extremar la precaución para evitar pérdidas en la zona del Observatorio Astronómico de Calar Alto, lugar estratégico a algo más de 2.000 metros de altitud y ya en la provincia de Almería, donde quedaba situada la meta de la segunda etapa.
La tercera etapa transcurría entre las poblaciones de Baza (Granada), y Peal de Becerro (Jaén), trayendo a las retinas de todos los participantes algunos de los lugares más bellos de sus respectivas provincias, en un recorrido de 135 kilómetros de los cuales 73 eran de regularidad y el resto de enlace.
Esta etapa, en un principio se dividía en dos, un recorrido para todoterrenos por zonas de montaña, y otro para turismos por pistas entre zonas de olivos, pero por motivos de seguridad se suspendía el tramo especial para los vehículos 4×4 y todos realizarán el itinerario diseñado para los turismos evitando así el peligro de circular por zonas de montaña con caminos muy embarrados junto a profundos barrancos.
Tras un arranque dominado por la densa niebla, según fue avanzando la mañana, el sol le fue ganado la partida, ofreciéndonos vistas espectaculares de los bancos de niebla por debajo de los soleados picos.
Pistas estrechas, enrevesadas, bosques, algunos olivos (anuncio de los que se verían al día siguiente), y alguna que otra pista rápida que dejaba a los participantes “jugar” con el pedal del acelerador, fueron los principales protagonistas de un paisaje que poco tiene que ver con el tópico que se tiene de Andalucía (sol y playa), y que en ocasiones nos permitía disfrutar de un vergel muy poco conocido por la mayoría.
Tras llegar a Peal de Becerro, se celebraría la entrega de trofeos de los participantes de esta primera parte de la prueba, dándose a continuación el briefing a los nuevos equipos que se incorporaban para participar en la segunda parte del rally durante los siguientes cuatro días y la celebración de la etapa prólogo para ellos.
Como ya ocurriera en la primera prólogo, se daban las primeras pérdidas, despistes y “desacuerdos” con el road book, que sin duda servirían para acometer con más confianza las siguientes etapas. Las predicciones del tiempo para el día siguiente no eran nada halagüeñas, ya que se anunciaban fuertes lluvias en un itinerario que transcurriría en buena parte de su recorrido por olivares y su arcillosa (y resbaladiza), tierra, entre las localidades de Peal de Becerro (Jaen), y Villafranca de Córdoba (Córdoba).
A pesar de los pronósticos de mal tiempo, la climatología respetaba la cuarta etapa sorteando uno de los escollos más grandes de la pasada edición (las pistas entre olivos), sin el más mínimo problema.
Vadeos, estrechas pistas y el omnipresente olivo, eran los protagonistas de una etapa, que como decimos, se mantuvo seca hasta terminar el tramo de regularidad, momento en que empezaba a llover.
La tregua que la climatología brindaba en la etapa anterior, no duraría más que un día ya que nada más darse la salida de la quinta etapa, todos pudieron comprobar cómo ese día la pista no iba a estar en las mismas condiciones que en las jornadas anteriores, y grandes charcos salpicaban los primeros Km. de recorrido.
A continuación, una larga subida embarrada, conseguía un doble y antagónico resultado: por una parte, que los todo terreno disfrutasen de largas derrapadas y pusiesen sobre la mesa sus aptitudes camperas; por otra, que los vehículos 4×2 lo empezasen a pasar mal y necesitaran echar mano de la solidaridad de sus hermanos mayores. Todo perfecto, pues es precisamente esa parte de aventura que se vive en los vehículos más pequeños, con la de solidaridad aportada por los más grandes, el ADN del Guadalquivir Classic Rally.
El problema estaba más adelante, donde un largo tramo, embarrado, se presentaba imposible para los vehículos de tracción simple y muy complicado para los 4×4, que con mayores o menores dificultades podrían haber llegado a pasar (quizás solo los primeros coches mientras las roderas no estuviesen muy pisadas y fuesen demasiado profundas), pero que de ninguna manera podía garantizar que los coches de organización pudiesen acceder a socorrer en caso de accidente.
Dado que el primer parámetro a cumplir por la organización del rally es garantizar la seguridad de todos los participantes, la dirección de carrera decidía suspender la etapa por el evidente riesgo que se podía correr en caso de realizar ese recorrido y más pronto de lo esperado, se daba por terminada la etapa.
No obstante, la etapa, aunque corta, no dejó a ninguno de los participantes sin unos buenos momentos de diversión que llevarse para el recuerdo.
Si la penúltima etapa, que unía las localidades de Villafranca de Córdoba y Dos Hermanas, tuvo que ser suspendida por la acumulación de barro en algunos puntos, la sexta, y última etapa del rally, que llevaría a los participantes hasta El Puerto de Santa María (Cádiz), no podía ser menos, y hombres y máquinas se tuvieron que enfrentar a un recorrido de 138 kilómetros, de los cuales algo más de 127 eran por pistas, en su mayor parte embarradas y con un suelo deslizante que obligaba a afinar la conducción.
La organización, con el fin de evitar los problemas del día anterior, daba a los participantes dos posibles rutas. Una por pistas muy embarradas, y otra, con recorrido paralelo, con menos barro, eso sí, con penalización para los que las utilizaran.
Finalmente la mayor parte de los vehículos optaron por la parte difícil con suerte dispar. Mientras los todo terreno disfrutaban de lo lindo, con continuos derrapes, los turismos tenían su propio calvario de barro y lodo, aunque hay que destacar que todos consiguieron superar la etapa y llegar al Puerto de Santa María, destino final de este rally, y donde tendría lugar la entrega de trofeos y premios a los primeros clasificados.
Un año más, hay que destacar el buen hacer de todos los inscritos, que se han enfrentado a un duro y selectivo recorrido de más de mil kilómetros recorriendo buena parte de las provincias de Málaga, Granada, Almería, Jaén, Córdoba, Sevilla y Cádiz, enfrentándose a mil y una aventuras que sin duda no olvidarán.
Por otra parte, el Guadalquivir Classic Rally ha vuelto a demostrar un año más ser la mejor fórmula para todos aquellos amantes del turismo y el off road que quieran descubrir los rincones más atractivos de la comunidad andaluza, que como hemos vuelto a ver en esta tercera edición, son muchos más que sol y playa.