Siempre Ruedas y Motor

Turismo, fotografía y orientación

Un año más, los espectaculares parajes de la Villa de Grandola, en la región del Alentejo portugués, fueron testigos de la celebración del Grandola Aventura, que con esta llegaba a su quinta edición y, a pesar de la crisis, demostraba una muy buena salud.

Una nutrida inscripción, cerrada semanas antes, nos hablaba tanto de la buena salud de la que disfruta esta prueba, la mayor prueba de orientación y fotografía en territorio portugués, como de lo acertado de una de las modificaciones que ha sufrido su reglamento, que no era otra que la de permitir la inscripción a equipos individuales, algo que no había sucedido en las cuatro ediciones anteriores y que se aplicará también en la próxima edición del Sahara Aventura, a celebrar el próximo mes de diciembre en territorios marroquí y saharaui.

14 equipos dobles (28 coches), más 18 equipos individuales, daban la bonita cifra de 46 coches participantes en una edición en la que un tiempo variable fue protagonista.

Nubes, claros y algo de lluvia débil, fue lo que recibió, el viernes por la tarde, a todos los participantes mientras realizaban las verificaciones administrativas, técnicas e instalaban los adhesivos obligatorios y los dorsales en sus vehículos. Tras ello, llegaría la primera cena de confraternización, en la que un año más, podríamos disfrutar de la potente cocina regional que ofrece el Restaurante O Cruzamento, no apta para dietas de adelgazamiento pero perfecta para cualquiera al que le guste comer bien, variado y sin límite de cantidad. Lo siguiente sería intentar dormir con “la barriga” tan llena, pero eso es otra historia…

El sábado, a las siete de la mañana, cuando el primer participante tomaba la salida, una persistente lluvia caía sobre toda la región de Grandola, lo que provocó que los participantes, además de preparar una buena estrategia que les llevase a localizar el mayor número de way point que fotografiar, tuviesen que pelearse con algunos caminos muy embarrados, lo que motivó que muchos de ellos cayesen en trampas de barro, teniendo que luchar con este elemento mucho más de lo inicialmente previsto.

Posiblemente esto, ayudase a que bastantes de ellos fueran más deprisa de lo permitido por pistas, caminos y carreteras, lo que les llevaría a una penalización posterior por exceso de velocidad que lastraría sus aspiraciones en la clasificación. Hay que aclarar que el Grandola Aventura (de igual manera que el Sahara Aventura, prueba en la que se inspira), es un trofeo de navegación y fotografía, en la que la estrategia es más importante que una superpreparación del vehículo o que, por supuesto, la velocidad, por lo que esta está limitada buscando en todas las ocasiones el mayor respeto por el medio ambiente, los demás usuarios de las pistas y caminos y la propiedad privada, estando terminantemente prohibido el acceso a fincas privadas, abrir verjas o, como comentamos, superar los estrictos límites de velocidad que la organización impone.

Por supuesto, lo anterior no tendría valor si la organización no controlase todo esto, pero la descarga de los tracks del GPS oficial después de cada etapa, da al equipo de organización todos los datos sobre por donde ha pasado cada coche y a que velocidad, lo que permite aplicar sin ningún atisbo de duda las correspondientes penalizaciones, que evidentemente, se ocupan de calmar los ánimos de los más “quemados” o despistados.

Tras esta primera etapa, los equipos se dedicaron a reparar pequeñas averías, lavar los coches, descansar y, finalmente, volverse a juntar en O Cruzamento, para recuperar las energías gastadas durante el día.

El domingo, al contrario que la jornada anterior, el cielo estaba casi totalmente despejado, y tras unas primeras horas frescas, la temperatura empezó a subir dejando una mañana más veraniega que primaveral. Los impresionantes paisajes que ofrece esta región se veían aún más bellos que la jornada anterior, y el placer de poder disfrutar de cientos de kilómetros de pistas, algunas tan estrechas por las que apenas pasaban los coches, rodeado de toda una inmensa gama de verdes, hacía realmente placentero ir a la búsqueda de los WP, situados en puntos tan diferentes como la orilla del mar o lo mas espeso del interior de un bosque.

La mañana fue pasando y tras llegar de nuevo a la meta, los participantes realizarían su tercera visita al restaurante, donde además, se podía llegar a comer en un amplio horario, por lo que según iban terminando la etapa, podían dirigirse a comer sin ningún tipo de espera. Mientras, la organización, realizaba las clasificaciones de la etapa y la general, para, alrededor de las cinco de la tarde, celebrar la entrega de trofeos, recuerdos y sorteo de regalos, unos momentos de sonrisas, aplausos, relajación, pero también de tristeza, ya que el estupendo fin de semana de turismo, fotografía y orientación que supone esta prueba llegaba a su fin.

Por suerte, no hay que esperar un año para volver a vivir una aventura de este tipo, y a primeros de diciembre, el Sahara Aventura reunirá a muchos de los participantes de esta edición del Grandola Aventura en Marruecos, donde de nuevo podrán reencontrarse. Allí nos veremos.

 GRANDOLA

Hay historias que todo escolar portugués conoce y casi ningún español ha oído hablar de ellas. Una de las historias más conocidas de Portugal es la que tuvo como protagonista una canción: Grândola, Vila Morena.

Esta canción, compuesta por José (Zeca) Afonso, habla de una villa alentejana, Grândola, donde “o pobo é quem máis ordena”. Queda aclarar que o Alentejo (Alem do Tejo, más allá del río Tajo) es una tierra de inmensas explotaciones latifundistas, pareja a Extremadura.

En 1974 se consumó el hartazgo de la población portuguesa de la dictadura de Salazar, que ya iba para medio siglo de vida. El 25 de Abril, tropas sublevadas tomaron la emisora de Rádio Renascença y emitieron una canción que era la señal para salir de los cuarteles y acabar con la dictadura en todo el país.

La canción elegida fue una que sirviera de señal inequívoca, que jamás sería radiada voluntariamente por la Radio de la Iglesia Católica Portuguesa: Grândola, Vila Morena.

Sería tan inconcebible que Rádio Renascença pusiera esa canción por casualidad, como que la COPE pusiera el “Al vent” o “L’estaca” en los años 70.

La canción fue la señal para que las tropas tomaran los edificios públicos: había comenzado a Revolução dos Cravos, también llamada la Revolução de Avril.

Sobre ella se ha dicho que es la única revolución incruenta de Europa (la llamaron de los claveles porque era lo que portaban los soldados en los fusiles: cravos vermelhos), una revolución modelo…

Fuente: La Mirada del Mendigo

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