Siempre Ruedas y Motor

Ricardo Villajos lleva haciendo todo terreno desde que se sacó el carné de conducir, con 18 años. Hoy con 24, ya han pasado tres TT por sus manos; su primer Suzuki Samurai, que utilizaba principalmente para competir, un Jeep Cherokee con el que además de competir también hacía rutas y el Vitara X90 que hoy probamos y que principalmente utiliza para hacer rutas.

El Vitara X90 es un peculiar todocamino que Suzuki lanzó con dos posibilidades, tracción trasera y tracción total, así como con cambio manual de cinco velocidades o automático de cuatro.

Lo llamativo del tema es que esto ocurría a mediados de los noventa, ya que se comenzó a fabricar en el 95, estuvo a la venta desde abril de 1996, se dejo de producir en 1997 y las últimas unidades se vendieron en 1999.

Con una longitud de 3,65 metros, una batalla de 2,2 metros y un peso que apenas llegaba a la tonelada, equipaba un motor de gasolina 1.6l, 16 V, DOHC que entregaba una potencia de 95 CV a 5.500 rpm y un par motor de 140 Nm a 4.000 rpm.

Basado en el Suzuki Vitara de la época, al que se la había cambiado la carrocería de 4×4 por una biplaza targa, tuvo una existencia tan corta debida a su poco éxito comercial, que definitivamente, tras la llegada del Suzuki Vitara de segunda generación, mucho más práctico, espacioso y barato, precipitó su prematura muerte.

No se comercializó en muchos países, entre ellos España, por lo que la unidad que hoy nos ocupa (como cualquier otra que podáis ver circulando), es de importación.

El coche era propiedad de Mas 4×4, a quienes se lo compró Ricardo de estricta serie y a quienes encargó el trabajo de suspensión, una +8 cm. de Vitara de la marca Four Art y el body lift +5 cm., posteriormente, y también a Mas 4×4, se les compró el bloqueo trasero ARB, aunque este se montó, a la vez que el cabrestante Come Up 9500 en las instalaciones de DVD MotorSport.

Siguiendo con el proceso de hacer más campero su X90, Ricardo le colocó unos neumáticos Federal Couragia, en medidas 235/75-16, montados en unas llantas de aluminio originales de un Suzuki Jimny de serie y unos separadores + 3 cm. de doble centrado, momento en que hubo que recortar las aletas y modificar los pasos de rueda para que nada rozase.

Lo siguiente fue instalarle un protector de transfer que además de bajar esta para que trabaje menos forzada, la protege de los impactos con las piedras; en la misma línea, se le fabricaron unas taloneras artesanales y la carcasa del diferencial delantero se cambió por una de acero, sustituyendo la original de aluminio.

Unos grupos cortos 5´70 se ocuparon de compensar el alargamiento de desarrollos que había generado el cambio de ruedas y de acortar este un 20% más respecto al original, para dotarle de un mayor poder trepador, algo que dado su reducido peso, pudimos comprobar que hace maravillosamente bien. La supresión del catalizador para permitir que el coche respire mejor y estire más, además de la instalación de un Snorkel de Vitara, son las únicas modificaciones que se le han realizado a nivel termodinámico.

En el interior, aparte de los baquets Sparco, podemos ver el botón para activar el cabrestante, aunque también dispone de un mando a distancia, para cuando tiene que sacarse las castañas del fuego sin ayuda, la emisora de 27 Mhz, imprescindible para la coordinación (y diversión), durante las rutas, un reloj digital que le ofrece la temperatura interior y exterior, además de voltímetro, situado sobre el espejo retrovisor interior, los botones del bloqueo y del compresor, también de la marca ARB y el interruptor de las luces de suelo, que además de bonito, ayudan mucho en los desatascos cuando estos se producen de noche.

El uso más habitual al que Ricardo dedica su X90, es como ya hemos dicho, el de participar en rutas de todo tipo, aunque también, especialmente en verano y gracias a la posibilidad que ofrece por ser targa, para usarlo en los desplazamientos del día a día como descapotable.

Ricardo ve en este coche ciertas ventajas e inconvenientes respecto a un Vitara “normal”, en cuanto a las ventajas está su peso, aún menor que el del Vitara habitual, también y por supuesto, la exclusividad, ya que de estos coches es muy difícil encontrar uno por la calle, además de que como dice Ricardo “me parece más bonito”.

En cuanto a los inconvenientes y como suele suceder con los coches exclusivos, que es más difícil encontrar repuestos, especialmente de carrocería, y la habitabilidad interior, ya que al ser biplaza cuenta con muy poco espacio en el habitáculo, aunque a cambio, ofrece un buen maletero, superior en litros al del Vitara de la época.

Etiquetas: preparación, Suzuki, Suzuki Vitara X90