Ruta TRAIL. De Santa María de Huerta a Nuévalos (Zaragoza). Tras los pasos del císter
Escrito por Miguel A. Fernández el 11/07/2014 en Rutas y viajes
Entre las provincias de Guadalajara, Soria y Zaragoza, se extiende la denominada Sierra de Salorio, una de las sierras occidentales del Sistema Ibérico, con vertientes a las cuencas del Tajo y del Ebro.
Aunque poco conocida, salvo por los habitantes de las comarcas limítrofes, esta sierra encierra algunos atractivos como el de poseer el Sabinar más extenso de Europa, especialmente en Soria donde cuenta con 30.000 hectáreas de sabinar, y donde se sitúa la mancha continua más extensa de España (de Europa y del mundo).
También, lo raso de sus cerros, por lo general, de escasa altitud y prominencia y el fuerte viento que sopla en sus cimas, da lugar a que se alce en ella el mayor parque eólico de Europa en el entorno de Maranchón.
La mayoría de sus pueblos son pequeños y están amenazados por la despoblación. Entre los más importantes que se asientan en la sierra o en sus lindes se pueden destacar Establés, Maranchón y Villel de Mesa en Guadalajara; Arcos de Jalón o Santa María de Huerta en Soria, y Alconchel de Ariza, Cabolafuente, Sisamón, Calmarza, Jaraba, Ibdes y Nuévalos en Zaragoza.
En tierras de la antigua frontera entre el reino de Castilla y el de Aragón, la ruta que hoy proponemos tiene su comienzo en la población de Santa María de Huerta, en la provincia de Soria, donde duraremos poco, ya que la práctica totalidad del recorrido se realizará en tierras de Zaragoza.
A Santa María de Huerta llegaremos por la autovía A-2 Madrid-Zaragoza, saliendo de esta en el Km. 177 (viniendo de Madrid), o el Km. 178 (viniendo de Zaragoza), y comenzaremos aquí porque nuestra ruta nos llevará, pasando por otros diferentes atractivos, a unir los monasterios cistercienses de Santa María de Huerta y de Piedra, en Nuévalos.
La orden cisterciense, igualmente conocida como Orden del Císter, es una orden monástica católica reformada, cuyo origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes en 1098, abadía que se encuentra donde se originó la antigua Cistercium romana, localidad próxima a Dijon, Francia.
Nuestro primer WP se sitúa en la entrada del Monasterio de Santa María de Huerta, que fue construido en el siglo XVI sobre una antigua construcción del siglo XII.
Su fundación se debe al rey Alfonso VII, en cumplimiento de una promesa que hizo en el cerco de Coria. Para este proyecto, el rey trajo en el año 1142, desde la abadía de Berdoues en Gascuña (Francia), una comunidad de monjes cistercienses, con su abad Rodulfo, que se alojó en un edificio muy pobre construido en un paraje llamado Cántabos, situado en el municipio de Fuentelmonge. El lugar elegido tenía escasez de agua y se decidió un traslado a las tierras cercanas al río Jalón, que se llevó a cabo en 1162.
San Martín de Hinojosa fue el cuarto abad del cenobio. Fue nombrado obispo de Sigüenza pero renunció y regresó al monasterio, donde hizo grandes obras y transformaciones hasta convertir el primitivo edificio en otro de mayores dimensiones y de verdaderos rasgos cistercienses, que todavía perdura. Alfonso VIII de Castilla puso la primera piedra de esta nueva construcción el 20 de marzo de 1179. En 1833, con arreglo a la Desamortización de Mendizábal, fueron expulsados los monjes y sólo quedó la iglesia como parroquia. Finalmente vuelven los monjes en 1930, esta vez desde el monasterio cántabro de Viaceli.
No debemos perder la oportunidad de, al realizar una visita al interior, pasar por su tienda, donde podremos adquirir mermeladas, membrillo, chocolates, vinos, licores, quesos, miel… que nos harán más grata nuestra ruta y la vuelta a nuestra casa.
Salimos del pueblo hacia el norte para, entre las casas, coger una pista que pronto girará hacia el este y que sin problemas nos irá llevando, por una fácil pista entre montes bajos, campos arados y diversa vegetación, hacia Monreal de Ariza, cuyo castillo en ruinas pronto veremos en el horizonte.
Poco después de aparecer esta imagen en la lejanía, nos encontraremos con un curioso vadeo. Tras parar para comprobar su profundidad, vemos a través de sus claras aguas que el fondo es de cemento, por lo que decidimos pasar sin más, sin embargo, la V de cemento se hunde más de lo que parece, haciendo que el coche levante una espectacular ola a pesar de haberlo atravesado despacio.
Tras el vadeo nos encontraremos un cruce que, a la izquierda, nos llevará a las ruinas de Arcóbriga, que en un primer momento fue una ciudad celtíbera.
Este yacimiento fue excavado a principios del siglo XX por el Marqués de Cerralbo, y de él se conserva una poderosa muralla que en algunos puntos alcanza hasta 3 m. de espesor, circundando todo el irregular perímetro del cerro Villar.
En época romana era etapa oficial en la vía de Caesaraugusta (Zaragoza), a Complutum (Alcalá de Henares), y una de la vías procedentes del centro de la meseta y Mérida que llegaban a través del valle del Jalón, pasando por Arcóbriga, Aquae Bilbilitanorum (Alhama de Aragón), Bilbilis (Calatayud) y Nertóbriga (Calatorao).
Con una antigüedad que se cifra como mínimo en el siglo IV a.C. y una vida que se prolongó hasta principios del siglo IV d.C., los restos encontrados en el yacimiento se conservan en el Museo Arqueológico Nacional.
Seguimos de nuevo hacia Monreal de Ariza y ahora sí, desde sus calles, podemos observar en lo alto del cerro un importante castillo, fundado en 1128 por Alfonso I en él que estuvo el Cid. El castillo frenó el avance de Alfonso VII de Castilla y sufrió las guerras de los Dos Pedros a mediados del siglo XIV. En 1381 la villa y el castillo fueron vendidas por Pedro IV a Guillén de Palafox.
También, a los pies del castillo, podemos apreciar la iglesia románica dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que actualmente se halla cerrada al culto.
Verdes campos, almendro en flor, sencillas pero solitarias y relajantes pistas nos llevan a encontrarnos con señales que nos recuerdan que estamos en el Camino del Cid.
Subidas y bajadas tras pasar por los parajes conocidos como Cerro Verde y Peña Rubia nos llevarán hasta Cetina, citada en el Cantar de Mío Cid y conquistada por Alfonso I (El Batallador), rey de Aragón.
Entre sus tejados sobresale la Iglesia de San Juan Bautista, uno de los conjuntos pictóricos más extensos de Aragón, cuya inauguración tuvo lugar el 18 de mayo de 1708. También destaca el Palacio-Castillo de Quevedo, declarado Monumento Nacional Histórico Artístico y llamado así porque en su capilla, el 26 de febrero de 1634, tuvo lugar la boda del escritor Francisco de Quevedo y Villegas con doña Esperanza de Mendoza, señora de Cetina.
Más almendros nos acompañan buenos ratos por unas pistas, en general fáciles, pero que en ocasiones presentan profundas rodadas que nos ofrecen la posibilidad de ver como trabaja el sistema de tracción del Mitsubishi Outlander, que nos está haciendo de fiel compañero.
Hasta ahora, cualquier turismo alto podría haber realizado la ruta, sin embargo, este paso y algunos más que nos encontramos, requerían de la altura y la capacidad de tracción que te da un 4×4, ya que en ocasiones, aún arrastrando los bajos y con las cuatro ruedas traccionando, lo blando del barro que nos encontramos ponía en dificultades al coche.
Y dicho esto, es de justicia decir, que la capacidad de tracción del Outlander es excelente, como tuvimos capacidad de comprobar unos días después, en una nueva ruta que realizamos por Andorra y en la que por nieve, fuimos capaces de llegar hasta puntos donde muchos no se habrían atrevido con un todo terreno puro. Esta ruta y sus correspondientes fotos las podréis ver aquí próximamente.
Haciendo camino llegamos a Ibdes, villa dominada desde lo alto por su Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel.
Con la muerte de Carlos II, último rey de la casa de Austria, y al estallar a principios del siglo XVIII la Guerra de Sucesión con la que se consolida en España la dinastía borbónica y se derogan los Fueros de Aragón, hay constancia de que algunos habitantes del pueblo tomaron partido en la guerra apoyando a Felipe V, candidato Borbón, frente a las pretensiones del Archiduque Carlos. En 1711, Felipe V, como pago a este apoyo, otorgará privilegio de realengo a Ibdes, que pasará a tener la categoría de Villa.
La Iglesia actual fue construida sobre las ruinas de un castillo medieval que destruyera Pedro I el Cruel, rey de Castilla, allá por la mitad del siglo XIV
Se inició su construcción en 1517 y se acabó en 1526. Desde el patio de su entrada se pueden tomar interesantes imágenes del pueblo extendiéndose a sus pies.
A la salida de Ibdes, tras un puente de sillares calizos, nos encontramos La Paradera, un vergel que ofrece el río Mesa, antes de verter sus aguas en el Embalse de la Tranquera, que sin duda es uno de los lugares mas pintorescos del pueblo y donde podemos hacer un alto en el camino para un merecido descanso acompañados por el continuo sonido de la cascada del río.
La pasarela alta que da acceso a las compuertas nos ofrecerá unas buenas perspectivas.
Finalmente, con la relajada sonrisa que se te queda en la cara tras haber descubierto una pequeña joya, recorremos los últimos kilómetros de nuestra ruta de hoy, los que nos habrán de llevar hasta el Monasterio de Piedra, en el término municipal de Nuévalos, meta de lujo para los alrededor de 70 Km. de pistas que hemos realizado.
El Monasterio de Piedra era una fortaleza de defensa de los musulmanes y en tiempos de la Reconquista (1194), Alfonso II de Aragón cedió el castillo y todas las tierras que lo rodeaban a la Orden del Cister.
Doce monjes y un Abad procedentes de la Abadía de Poblet, Tarragona, se trasladaron a estas tierras aragonesas para consolidar la fe cristiana.
La construcción del Monasterio (1195–1218), se realiza en los años de transición del Románico al Gótico, lo que le otorga la característica arquitectura de la orden: sobria, austera, sencilla y luminosa.
La distribución del Monasterio es similar a la de otros monasterios Cistercienses: al norte, la iglesia, y su galería de claustro: la panda del mandatum; al oeste las bodegas y cilleros, la panda del trabajo; al sur la cocina, el refectorio y el calefactorio, la panda del servicio; y al este la sala capitular, la panda del capítulo. Esta distribución constructiva aprovechaba al máximo la luz solar.
Los monjes vivieron en este monasterio casi 650 años desde 1195, hasta que, una vez más, la desamortización de Mendizábal, les expulsara definitivamente en 1835 (según la información del propio monasterio), algo que no concuerda con exactitud con las fechas en que Mendizábal redactó y aprobó los decretos desamortizadores (19 de febrero y 8 de marzo de 1836), que fueron los que terminaron dando nombre a la llamada Desamortización de Mendizábal, provocada por la necesidad de dinero del estado tras haber acabado la primera guerra carlista y haber perdido las colonias en América.
Juan de Dios Álvarez Mendizábal, fue un valido de Isabel II (lo que hoy en día llamaríamos un Ministro de Hacienda), expropió todas las tierras a las órdenes contemplativas y las vendió en subastas públicas.
El Monasterio de Piedra finalmente, fue comprado en 1840 en subasta pública, por Pablo Muntadas Campeny y pasó a ser de propiedad privada.
Mucha historia, impresionantes monasterios, relajantes caminos, acogedores rincones… esto y mucho más, nos ofrecerá esta ruta, que podremos realizar en poco más de cuatro horas si somos breves en nuestras paradas, en un completo día si organizamos bien nuestras visitas o, mucho mejor, en un relajante fin de semana si realizamos las completas visitas que ambos monasterios merecen, paramos a disfrutar de la gastronomía de la zona y elegimos dormir en alguna de las 62 habitaciones, antiguos dormitorios de los monjes de la Orden del Cister y decoradas según el estilo aragonés, que a nuestra meta, en el Monasterio de Piedra, nos encontraremos.
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