6º RALLY CLASICOS DEL ATLAS SOLIDARIO. Quita el tapón y cuenta 20…
Escrito por Miguel A. Fernández el 30/04/2015 en Rallys y Raid 4x4
Difícil, muy difícil es satisfacer los deseos de aventura de participantes que acuden con un Todo Terreno de 20 años preparado “hasta arriba” y los de otros, que lo hacen con un 4L de serie y más de 30 años, en la misma prueba.
Sin embargo, a lo largo de sus ya seis ediciones, el Clásicos del Atlas ha sabido ir adaptando sus reglamentos, su oferta de servicios, sus recorridos… para que al final de la prueba, la inmensa mayoría quede plenamente satisfecha y con ganas de regresar, uno de los principales activos de este rally, el número de participantes que a cada edición repiten.
Quita el tapón y cuenta 20… curioso título el que he elegido para esta edición, pero que hace referencia a una de las principales características que ofrece el Rally Clásicos del Atlas, el estar especialmente indicado para personas con poca o nula experiencia en el mundo de los rallys africanos.
La anécdota fue la siguiente: durante una etapa, varios coches de tracción simple se vieron atrapados por una trampa de arena, lo que exige además de unir fuerzas y ayudarse unos a otros, el bajar la presión de los neumáticos, y esto es lo que le pidieron a la copiloto de uno de los coches, indicándole además, cuanto tiempo tenía que estar quitando presión: quita el tapón y cuenta 20… el “cachondeo” vino instantes después cuando alguien se dio cuenta de cómo la copiloto muy diligente y tras quitar el tapón de la válvula, se quedaba mirándola y se ponía a contar… sin apretar el obus de la válvula.
Más allá de que por supuesto, esta participante ya ha aprendido a quitarle aire a una rueda, está el hecho de la emoción y satisfacción que tras terminar la prueba se trajo de regreso a su domicilio, y eso tras romper el cárter el primer día por no haberles dado tiempo a colocar el protector de cárter, repararlo, perderse, encontrarse, vivir mil experiencias con la población local y eso si, volver de regreso a lomos de su sufrido vehículo, el principal objetivo de cualquier participante, empezar y terminar con su coche en marcha, vivir hasta el último segundo la experiencia.
Mientras todo esto sucedía, en “otra liga”, estaban los que con más experiencia y coches mejor adaptados (fruto de la experiencia), “peleaban” por no penalizar y hacerse con alguna de las primeras posiciones de sus respectivas categorías. Los paisajes, las vistas, los recorridos eran para todos igual, aunque evidentemente, como cada persona es un mundo, cada uno disfrutase de ellos a su manera.
Todo había comenzado un viernes en Algeciras, donde participantes y organización se reunían para pasar las verificaciones administrativas y técnicas de vehículos y participantes.
El sábado de madrugada, mientras nos dirigíamos al puerto de Tarifa, pudimos disfrutar de un impresionante amanecer sobre el estrecho, con las nubes cubriéndolo parcialmente y un impresionante sol que poco a poco les iba ganando terreno.
Tras embarcar a las ocho de la mañana, y llegar rápidamente al puerto de Tánger Ville, pudimos realizar un rápido paso en grupo de la frontera e iniciar lo que para los participantes sería la etapa prólogo, que de manera libre, les llevaría hasta el hotel de Meknes, donde los últimos en llegar terminarían de pasar las verificaciones y donde pernoctaría esta primera noche toda la caravana.
El domingo daba comienzo “de verdad” el rally y se vivirían esos inolvidables momentos de emoción y nervios previos a la salida del primer tramo que a cada ocasión se viven durante el primer briefing, colocando los adhesivos en los vehículos, terminando de colocar las cosa en el coche, etc.
Tras salir del hotel a las ocho y media de la mañana, un tramo de enlace por carretera nos llevaría tras pasar por El-Hajeb, Azrou y Timahdite, hasta el punto de salida del primer tramo de regularidad, pistas fáciles y rápidas pero que no por ello dejaron de pasar factura a algunos de los participantes, algún cárter roto e incluso un vuelco sin consecuencias se ocuparon de hacer entender a todos que había que controlar la fogosidad y que la regularidad y mantener la mecánica sería lo que les llevaría finalmente al éxito.
La etapa terminaría en el acogedor camping Ksar Timnay, junto a la población de Zaida, desde el que se podían apreciar perfectamente las nieves que aún cubrían las montañas del Circo de Jaffar y desde donde al día siguiente y tras el correspondiente briefing para repasar los detalles de la jornada, se daría la salida a la segunda etapa y primera parte de la etapa maratón.
Una etapa que en esta primera jornada tendría dos tramos de regularidad, el primero al noroeste de Midelt y el segundo al noreste, recorriendo buena parte de los montes situados entre el Alto y el Medio Atlas, recorrido que en su gran mayoría transcurriría por pistas fáciles aunque con algunos tramos más lentos y complicados, con algunos cruces de pistas que hacían necesaria toda la concentración de los copilotos para seguir el rutómetro y no perder tiempo en despistes innecesarios.
Tras estos dos primeros tramos de regularidad, un enlace por carretera pasando junto a las Gargantas del Ziz, nos llevaría hasta el Hotel Afferdou, en Er-Rachidia, donde habría que acostarse pronto (imposible), porque la segunda parte de la etapa maratón comenzaría con un tramo nocturno y había que poner el despertador a las 3,30 de la madrugada.
Tras salir por carretera en dirección a Goulmima, pronto nos desviaríamos hacia la población de Tarda, donde daría comienzo el primer tramo de regularidad del día, que en dirección sur nos iría acercando a la zona de los monumentos para finalmente, y aún de noche, llegar al cauce del río que habría de llevar a todos los participantes hasta la carretera de Jorf, población cercana a Erfoud.
Lo blando de la arena, la completa oscuridad y el ver luces blancas y rojas yendo y viniendo en toda direcciones, lo que despistaba aún más a pilotos y copilotos, se ocuparon de crear una situación en la que nadie sabía donde estaba, se habían perdido todas las referencias del rutómetro y una vez tras otra los coches caían en las trampas de arena o se pasaban de largo el paso que daba acceso a la carretera, situada a escasos 500 metros de donde se hallaban “peleando”.
Poco a poco, y ya con las luces del día, todos fueron encontrando la salida y tras coger una nueva pista en las inmediaciones de Jorf, pudieron completar este primer tramo del día.
Un enlace por carretera en dirección a Mecissi y una pista hacia el sur les llevaría hasta la población de Fezzou, donde se repartiría el material escolar que todos los participantes transportaban en sus coches y donde se daría la salida al segundo tramo de regularidad del día.
Este tramo transcurriría por rápidas pistas, con algunos tramos de fes-fes que hacían muy difíciles los adelantamientos por la enorme cortina de polvo que cada coche levantaba. El tramo terminaría en otro de esos lugares “mágicos” de Marruecos, la Gara Medouar, también conocida como cancel portuguesa, desde donde ya, todos los participantes se dirigirían al Hotel Belere, de Erfoud ya bien entrada la tarde y con muchas horas de coche en el cuerpo.
La cuarta etapa uniría las poblaciones de Erfoud y Merzouga, comenzando el tramo de regularidad tras un corto enlace, junto a una antigua fortaleza cercana a Erfoud.
Amplias y rápidas pistas en la mayoría del trazado llevarían a todos los participantes hacia el sur, acercándose cada vez más a las dunas del Erg Chebbi, donde finalmente se llegaría tras realizar un control de paso en un punto en el que más que uno se divirtió y algún otro las pasó apuradas debido a una trampa de arena que se encontraba junto al control.
El Hotel Portes Du Desert sería finalmente el “oasis” en el que todos pudimos relajarnos y donde por la noche se celebró la ya tradicional barra libre que la organización ofrece a todos los participantes y en la que junto a la piscina del hotel, echamos unas divertidas y distendidas horas de charla y risas.
La quinta etapa marcaría el punto donde el rally comenzaría a apuntar hacia el norte, esto se empezaba a acabar, pero aún quedaban impresionantes paisajes que habrían que desfilar por las retina de todos los participantes, tras una primera zona desértica, con las dunas del Erg Chebbi a nuestra derecha, poco a poco el paisaje iría cambiando para dar paso a pistas de piedra negra, salpicadas por acacias que ofrecían un paisaje de lo más “africano”.
Finalmente, tras salir a la carretera, se giraría a la derecha para, en dirección norte y pasando por el Palmeral del Ziz, volver a Errachidia donde se volvería a pernoctar esa noche.
La sexta y penúltima etapa nos habría de llevar desde Er-Rachidia hasta Midelt y se realizaría con dos tramos de regularidad, un primero de pistas montañosas en las que había que prestar atención para no equivocarse de pista en algunos tramos.
Tras este tramo habría que realizar un “tramo aventura”, novedad de esta edición y que consiste en que todos los coches tienen que pasar por ese tramo y en el que existe la obligación de ayudarse unos a otros, especialmente los “hermanos mayores” 4×4 a los “pequeños” 4×2, que en algunas zonas sería imposible que pasasen por sus propios medios.
La especial belleza de la zona por la que transcurría, un impresionante cañón sobre el lecho de un río, le dio doble valor a este tramo que fue del agrado de todos los participantes y en el que la solidaridad de unos con otros, volvió a salir a escena de manera continua.
Tras la realización del segundo tramo de regularidad, dirigiríamos nuestros pasos hacia Midelt donde de nuevo, en el Camping Timnay pasaríamos la noche.
La última etapa sería una etapa de transición, que eso si nos ofrecería bellos paisajes boscosos en ls inmediaciones de Sefrou y nos habría de llevar desde Midelt al Hotel Menzeh Dalia, donde una semana antes el rally daba comienzo.
La entrega de trofeos, foto de familia y posterior fiesta, darían por terminada una edición del Rally Clásicos del Atlas especialmente intensa, divertida y bella por la espectacularidad y variedad de paisajes por donde nos había llevado.
Sin duda, es difícil, muy difícil, satisfacer todos los deseos de personas tan distintas, con grados de experiencia tan variada y que participan con vehículos tan diferentes, sin embargo, he de reconocer que las diferentes posibilidades de hotel, camping o acampada que ofrece la organización, lo variado de los recorridos y la seguridad que ofrecen a los menos experimentados, ocupándose de que nadie se quede perdido ante cualquier eventual avería o perdida, ofrece esta prueba a un abanico tan grande de posibles participantes que incluye a cualquiera que desee pasar una semana de aventura y diversión por Marruecos. Y si no te lo crees, quita el tapón y cuenta 20…