Siempre Ruedas y Motor

35 años de historia no son moco de pavo, y se podría decir que al menos la mitad de los asistentes a la concentración de Faro de este año, no habían nacido cuando se celebró la primera edición en 1982.

Por aquel entonces, pocos podían imaginar que iría a llegar tan lejos como lo ha hecho; las 200 personas que acudieron a su primera edición, de ellas solo cuatro portugueses, a excepción de los miembros de la organización, lo pasaron muy bien en aquella preciosa zona del Algarve, pero no podían imaginar que, con los años, aquella concentración se convertiría en la más importante de Europa.

Con un crecimiento mantenido y consistente, en el año 2001, en su 20 edición, se llegaron a los 30.000 inscritos, manteniéndose en cifras cercanas en los años posteriores; sufriendo la crisis económica que todos hemos sufrido durante los últimos años, en que la inscripción bajó sensiblemente, y de nuevo, como ya se apreció el pasado año, volviendo a la senda del crecimiento, con 16.594 inscripciones en la presente edición.

Sin duda, la Concentración de Faro es una concentración con identidad propia, y con unas señas de identidad que la hacen diferente a otras grandes macro concentraciones.

La fecha, en el mes de julio, el lugar, cerca de la playa en el Algarve Portugués, y la importancia que siempre se le ha dado al espectáculo, ya sea este el que se ofrece en el escenario principal, como en los escenarios secundarios y en cualquier zona de la concentración, hacen de esta, un evento en el que ver (y ser vistos), toma una desconocida dimensión, si lo comparamos con el resto de concentraciones.

En ocasiones, puedes confundir si alguno de los múltiples “personajes” que te vas encontrando mientras paseas por cualquier punto de la concentración, son performance contratados por la organización para animar, o auténticos moteros, disfrazados de cualquier cosa y encantados de “robarte” una foto.

Por ello, simplemente pasear de un lado a otro, del bar de la entrada a la zona comercial; de la carpa principal al Oasis, de una zona de acampada a otra… es un espectáculo que resulta atractivo para cualquier amante de la fiesta y de las motos.

Pero sin duda, la característica más destacada de esta concentración es su “palco”, su escenario principal. En él, desde el mismo jueves y cuando el sol empieza a caer, se empiezan a celebrar un montón de espectáculos, cada uno de ellos diferente del anterior, que consiguen congregar a miles de personas delante de él, a lo largo de muchas de las horas que dura el fin de semana.

Cada noche hay conciertos, de diferentes estilos musicales y con grupos de diferentes países; este año, las principales bandas eran los portugueses Xutos&Pontapés, reconocidos como uno de los principales grupos del país y posiblemente, el mejor de rock; sorpresa para muchos (yo incluido), fue la actuación de María do Carmo Rebelo de Andrade, “Carminho”.

El dúo con Pablo Alborán la ha hecho popular en España, pero es desde muy joven una de las grandes esperanzas del Fado, género tradicional portugués que a mí me la trae al pairo, pero que sin saber muy bien como, me puso los pelos de punta con su voz. Espectacular fue el momento cuando pidió silencio al personal y se puso a cantar a capela, sin micrófono, ante los miles que allí estábamos, en un lugar con cero acústica… está claro que los caminos del arte son inescrutables, y Carminho tiene mucho, pero mucho arte.

La representación española este año vino de la mano de Ars Amandi, grupo español de folk rock y precursores del denominado “rock castellano”, género musical que mezcla el rock con elementos del folklore castellano, como son la dulzaina y el pito castellano, un grupo que va a más, sin duda.

La “nota” este año vino de la mano de “The Legendary Tigerman”, grupo del portugués Paolo Furtado que con una mezcla de rock and roll, blues y oscuridad con tintes underground, nos fue desgranando sus temas acompañado de dos pantallas de vídeo en las que se proyectaban unos cortos hasta que, ya al final de su actuación, le dio un subidón entrando en una especie de trance y se puso a comerse primero y golpear contra el suelo después, el micrófono; a subirse encima del bombo de la batería y a repetir “Rock&Roll” hasta que se quedó sin voz. La verdad es que daba un poco de miedito el amigo Paolo.

Pero además de los grupos musicales, el palco atrae a miles de personas con otro tipo de actividades, como la tan esperada elección de Miss Faro, antiguamente llamado concurso de camisetas mojadas, y que realmente es un concurso de “camisetas quitadas”, ya que muchas de las aspirantes se quitan la camiseta ya a la primera ronda, intentando arrancar los aplausos de un entregado público que aumenta los decibelios a cada nueva acción de las chicas.

La entrega de trofeos del Bike Show es otro de los grandes momentos de la noche y aunque seguro que nos habremos pasado por la zona de exhibición de las motos, es en el palco cuándo podremos ver en directo a las tres mejores de cada categoría y, por supuesto, a la mejor moto del Bike Show, que en esta edición cumplía 25 años.

Por último, también hay que destacar que entre concierto y concierto, de delante del escenario no se mueve ni un alma, y esto es debido a que en estos intervalos es cuando se realizan los Show Sorpresa, o Show Eróticos, momentos en que materiales técnicos como la cinta americana, el Gore-Tex, o el teflón, pierden protagonismo ante otro material igual de técnico: la silicona… como se puede ver, todo muy técnico e interesante.

Más allá de terminar los reclamos en el escenario principal, justo enfrente de este, al otro lado de la gran explanada, se sitúa una carpa con capacidad para varios miles de personas en el que también se realizan todo tipo de actuaciones.

DJ´s, performance de todo tipo, espectáculos erótico-festivos de toda índole, el concurso de tatuajes… mantienen entretenido al personal mientras toma un bocado, se refresca o está tranquilamente sentado de charla con los colegas.

El Trial Show, que se celebra las tardes de viernes y sábado, es la mejor manera de empezar a “tomar”, poco a poco, la explanada principal, sacando de los sitios resguardados del sol a los moteros y trayendo de vuelta a la concentración a todos aquellos que han utilizado el día para hacer turismo, tanto en la ciudad de Faro, como en sus cercanas playas.

La concentración, evidentemente, es mucho más, como darse un chapuzón en la charca del Oasis, prepararte una parrillada con tus colegas junto a la tienda, largos ratos de charla alrededor de unas cervezas bien frías, una imprescindible siesta si el día anterior terminó más tarde de los esperado, ir de compras por alguno de los múltiples chiringuitos que pueblan la concentración…

Si, efectivamente Faro es muchas cosas, 35 años de experiencia dan para ofrecer una concentración con atractivos para motoristas de todos los tipos, por lo que mientras llega la edición del año que viene, nosotros esperamos con  ganas que llegue la nuestra, sin playa, sin el calor de Faro, en el invierno castellano, pero también durante 35 años realizando la mayor invernal de Europa, “La Leyenda Continúa” que se celebrará en Cantalejo (Segovia) los próximos 13 a 15 de enero de 2017. Allí nos vemos.

Etiquetas: Bike Show, camisetas mojadas, concentración de motos, concentraciones 2016, Faro 2016