Siempre Ruedas y Motor

24 equipos se daban cita en Meknes para participar en la cuarta edición del Rally Clásicos del Atlas Invernal, una edición que como ya es habitual, casi calcaba los itinerarios de la intensísima edición que se vivió en primavera durante la séptima edición del Clásicos del Atlas Solidario.

Los pequeños cambios que en esta ocasión se dieron estaban encaminados a sofocar un poco el infierno que los participantes sufrieron en la edición de primavera, y para ello, la organización cambió el comienzo de la primera etapa, una subida imposible en pleno Bosque de Cedros al sureste de Azrou y en las inmediaciones del Cedro Gouraud.

En su lugar, en esta ocasión pudieron empezar de una forma mucho más suave en una pista que les introducía en el interior del bosque.

Con menos nieve que en la ocasión anterior (aunque también la pisaron), en esta, fueron el agua y el barro los protagonistas que se ocuparon de poner en aprietos a todos los vehículos (incluidos 4×4), especialmente en el último tercio de la etapa, tras haber pasado por las inmediaciones de la estación de sky de Mischiffen donde los enormes charcos fueron los encargados de “entretener” al personal.

De repente, una larga subida que en la edición de primavera supuso un escollo insalvable para los coches menos potentes que hubieron de ser remolcados, en esta ocasión se encontraba llena de profundas roderas y de un deslizante barro que hacía difícil mantenerse en pie.

Lo difícil del terreno mantuvo ocupados a los coches de organización, que estuvieron sacando coches del embrollo hasta bien entrada la noche. Finalmente y tras salir a carretera unos Km. más adelante, un enlace llevaría a toda la caravana hasta el hotel en la ciudad de Midelt, donde todos encontrarían el reconfortante y merecido descanso.

Por diferentes motivos, de nuevo esta había sido una primera etapa muy larga, difícil y cansada para los más experimentados, para los nuevos, sencillamente su primer master class de todo terreno de verdad, ellos aún no habían sido capaces de asimilarlo, pero habían aprendido en un día más que mucha gente en años, la lluvia, la nieve, el agua, el barro, las técnicas de eslingado, la navegación con road book… y todo ello entre el desayuno y la cena… buen comienzo.

Tras el preceptivo briefing mañanero, la segunda etapa también comenzaría con cambios, en esta ocasión con la anulación del primer tramo de regularidad de la edición de marzo, pasándolo a un enlace por carretera que nos llevaría hasta la carretera de Boudnib, al este del palmeral del Ziz, para dar comienzo al tramo de regularidad (segundo tramo en la edición anterior), que en aquella ocasión supuso la debacle para los coches más pequeños, debido a la tormenta de arena que nos tocó sufrir y a lo blando de la arena en un principio y al barro que se formó después.

En esta ocasión las cosas no fueron tan duras, al estar la arena mucho más firme debido a las recientes lluvias, sin embargo, los más reticentes a bajar presiones, los coches menos potentes y los menos experimentados, tuvieron que bregar con planchas y palas en una jornada que casi sin darnos cuenta, nos llevaba hasta la ciudad de Erfoud, a las mismas puertas del desierto.

Allí pernoctaríamos tres noches, y daría tiempo para hacer compras, reparaciones y optar a más momentos de descanso.

La tercera etapa, sin estar exenta de dificultad, terminaba a la hora de la comida, lo que permitiría a todos los participantes tener la tarde libre, aunque antes tendrían que ponerse a prueba los navegantes por una complicada zona, de múltiples pistas, que provocó errores ya desde el primer momento.

Mediada la etapa, un paso arenoso ponía en aprietos a los 4×2, que a estas alturas ya habían alcanzado “acuerdos” de colaboración con algún 4×4 para eslingarles cuando las cosas se ponían complicadas, y tras algunos pinchazos y pérdidas de última hora, todos cruzaban la meta con mejor o peor puntuación pero con toda la tarde por delante a su disposición.

La cuarta etapa daría comienzo cerca de donde terminaba la anterior, a mitad de camino entre Rissani y el norte del Erg Chebbi. En un principio transcurriría por las pistas a la izquierda de la carretera de Merzouga para, tras salir a esta, bajar hacia el sur y terminar entrando hacia el desierto en dirección al pueblo minero semi-abandonado de Mfis.

Después, una subida complicada, una pequeña duna y un gran río de arena, harían trabajar a los ocupantes de los 4×2 que, de nuevo, alcanzarían la meta a la hora de la comida y les permitiría descansar de cara a la larga jornada que les esperaría al día siguiente.

A las seis de la mañana, aún de noche cerrada, tomaba la salida al tramo de regularidad el primer participante, antes, ya había realizado el enlace desde el hotel de Erfoud hasta la carretera de Alnif, donde daría comienzo el primer tramo de pistas, que como todos los demás, realizarían en su mayoría de noche, por lo que la máxima atención al road book fue imprescindible.

Ya amanecido, se volvería a salir a la carretera de Alnif a la altura de Mecissi para, tras girar a la izquierda, llegar hasta las inmediaciones de Timerzif, donde se volvería a coger pista, dirección norte y a través de los impresionantes paisajes que brinda el Jbel Ougnat, llegar hasta la población de Tinedjad.

Antes sin embargo, se había realizado una de las acciones que dan sentido a este rally, la entrega de material solidario en la escuela elegida para esta ocasión, un momento único en el que compartir con maestros y niños un reconfortante té y unos agradables ratos de risas, juegos, canciones y la emoción de saber que estás aportando tu granito de arena para hacer más fácil y divertida la tan necesaria labor de aprender.

Tras alcanzar Tinedjad, un enlace por carretera pasando por Tinerhir, nos llevaría hasta el hotel de Boumalne Dades, donde la caravana descansaría.

La sexta etapa nos habría de llevar por las estribaciones de la cara sur del Alto Atlas y a lo largo del Valle del Dades, desde Boumalne Dades hasta Ouarzazate.

Una etapa en la que disfrutar de los impresionantes paisajes montañosos que el Atlas ofrece y en la que vadear ríos (que a más de uno se le atragantaron), bordear acantilados, ver aparecer oasis tras el giro de una curva… para terminar en un lujoso hotel en la ciudad de los estudios de cine más famosa de África: Ouarzazate.

La séptima y última etapa nos habría de llevar hasta el centro del cauce del río Ounila, a los pies de la Kasbah de Ait Ben Hadu. Patrimonio de la Humanidad desde 1987, entre sus muros de adobe se han grabado películas como Lawrence de Arabia (1962), Jesús de Nazareth (1977), La Joya del Nilo (1985), La última tentación de Cristo (1988), La Momia (1999), Gladiator (2000), El reino de los cielos (2005), o Prince of Persia: The Sands of Time (2010), entre otras muchas.

En tan especial lugar, se realizó la entrega de trofeos, la foto de familia y se dio por concluida esta cuarta edición del Clásicos del Atlas Invernal, una edición que como la anterior, han supuesto unas auténticas master classes de navegación y conducción en todo tipo de terrenos que, a buen seguro, sabrán sacar partido sus destinatarios, unos participantes que tras esta semana larga de aventura saben que han  vivido una experiencia muy especial.

Finalmente, tan solo recordar que la próxima edición del Rally Clásicos del Atlas Solidario se celebrará los próximos 8 a 16 de abril, con recorridos totalmente nuevos que nos llevarán a ciudades como Fez o Zagora, una etapa maratón non stop que unirá Merzouga con Zagora y un montón de aventuras que vivir y paisajes por los que pasar.

Puedes encontrar toda la información sobre este rally en su página Web.

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