Ruta Trail. De Peramola a Llavorsí. Contrabando de paisajes
Escrito por Miguel A. Fernández el 13/01/2018 en Motos, Rutas y viajes
Pocas excusas hacen falta para “perderse” por los Pirineos, sin embargo, como a mi me gusta que todas las rutas tengan un porqué, a la hora de realizar esta ruta, que habría de recorrer una parte del pirineo leridano, decidí que lo haría utilizando una de las llamadas rutas de los contrabandistas que durante siglos se han sucedido entre Andorra y nuestro país.
El historiador Josep Albert Planes, en su libro “El contraban de frontera al Pirineu Català”, nos habla del inicio del comercio ilegal de tabaco desde Andorra y repasa los distintos tipos de tráficos que se han producido: tabaco, mulas, derechistas, republicanos y hasta judíos franceses.
Con testimonios que sitúan el comienzo del contrabando de tabaco a principios del siglo XVIII, destaca especialmente, a lo largo del XIX el que se hacía con mulas jóvenes, de las que algunas se traían desde Francia y se hacían pasar como mulas andorranas. En Cataluña había una gran demanda de mulas andorranas. De hecho, la hubo hasta los años 60 del siglo XX. Durante los siglos XVIII y XIX las mulas eran la columna vertebral de la comunicación, el comercio y el transporte. Se calculaba que Cataluña necesitaba 15.000 mulas al año.
La guerra civil y la posguerra acentuaron las necesidades básicas de la gente, lo que llevó a un contrabando de pura subsistencia, para alimentar a la familia, no era un contrabando lucrativo. Además, en aquella época se aprovecharon las rutas del contrabando, primero, para sacar de España a gente de derechas, y luego, cuando las cosas cambiaron, para sacar a exiliados republicanos.
Más tarde, los contrabandistas sacaron por ahí a judíos franceses que huían de la Francia ocupada por los nazis. Eran contrabandistas que ocasionalmente se dedicaron al tráfico de personas y que hicieron negocio con el paso de esa gente.
Más tarde, el contrabando que siguió vivo y activo durante los tiempos del desarrollismo de Franco, vivió su momento de mayor apogeo en los años 80 y 90, durante los cuales decenas de estraperlistas intentaban pasar la aduana en vehículos plagados de huecos ocultos, o bien utilizando alguno de los 23 pasos de montaña que unen los dos países.
La gota que colmó el vaso llegó el 29 de septiembre de 1997, cuando la Guardia Civil puso en marcha la “Operación Montaña”, días antes, un chico de 16 años había sido atropellado por un contrabandista que circulaba a más de 170 Km./h. con su coche cargado de tabaco. Con 500 agentes, muchos de ellos de los Grupos de Acción Rural (GAR) y los Grupos Rurales de Seguridad, los 53 Km. de frontera que separan España de Andorra, fueron barridos día y noche dando como resultado un saldo de 600 detenidos, 600 vehículos incautados y cantidades ingentes de puros y cajetillas de tabaco decomisadas.
Múltiples rutas
Recorrer alguno de estos pasos era pues uno de los objetivos de esta ruta.
Quizás el más famoso de todos los pasos es el que desde Pal, nos lleva a subir el Coll de la Botella, para ya en territorio español dejar el asfalto y bajar por una fácil pista hasta el pueblo de Tor, cuya negra historia merecería por si sola toda la longitud de este artículo.
Otra ruta, podría haber sido la que lleva a Os de Civis, cogiendo la carretera CS-110 en Aixovall, una vez pasado, dirección norte, Sant Juliá de Lória, si bien esta ruta es mucho más bonita cogiendo la carretera que llaman del Coll de la Gallina que sale a la izquierda antes de Sant Juliá y pasa por las inmediaciones de Fontaneda. Las circunstancias de Os de Civis también son muy particulares, ya que es un pueblo al que, perteneciendo a Lérida, solo se puede llegar por carretera viniendo desde Andorra, quién salvo la electricidad, le provee del resto de servicios.
Nosotros finalmente nos decidimos por la ruta que, saliendo de Andorra, nos llevaría a Civis y el Parque Natural del Alto Pirineo, pero antes, nos alojaríamos en uno de los maravillosos hoteles que Ruralka ofrece por toda nuestra geografía. El elegido para la ocasión fue Can Boix, situado a las afueras de la población de Peramola y a 7 km de Oliana (comarca del Alto Urgell), en el Prepirineo de Lleida.
Además de unas instalaciones increíblemente acogedoras en medio de la naturaleza y un personal atento a todas nuestras necesidades, descubrimos que Can Boix pertenece a la red de hoteles de Moturisme, un proyecto turístico, pionero a nivel estatal, impulsado por el Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida, con la finalidad de promocionar de forma específica el turismo entre el colectivo de aficionados a viajar en moto. Cuarto para secar la ropa, herramientas o hidrolimpiadora para lavar la moto, son algunos de los servicios que ofrece este hotel en el que los motoristas son especialmente bien recibidos.
Con pena, abandonamos las comodidades de Can Boix y dirigimos nuestros pasos en un primer momento hacia la Seu de Urgell, capital de la comarca del Alto Urgel y puerta natural al estado de Andorra.
Rodeada por los ríos Valira que viene de Andorra y el Segre de la Alta Cerdaña se encuentra la antigua ciudad episcopal de la Seo de Urgel, que se divide en seis barrios: la Seo de Urgel, Santa Magdalena, Poble-sec, Sant Pere, Sant Antoni y el Serrat de la Capella. Sede del Obispado, cabeza de una diócesis que abarca todo los Pirineos catalanes y buena parte del Pre-pirineo. El obispo de Urgel es también copríncipe de Andorra.
La catedral de Santa María de Urgel, del siglo XII y estilo románico es, posiblemente su edificio más destacado, aunque también reclaman la atención del visitante la Casa de la Ciudad, el edificio del Ayuntamiento, el Seminario conciliar o varias calles de la ciudad, como la calle Mayor, la calle Capdevila, la calle de les Eres y la calle dels Canonges.
Tras la visita y un café en la Seu, cruzamos la frontera de Andorra y cogimos la anteriormente nombrada CS-110 en Aixovall hasta Bixesarri, donde giraríamos a la izquierda para empezar nuestra ascensión que en un primer asalto nos llevaría hasta el Santuario de Canòlich.
El Santuario de Canòlich es uno de los tres santuarios más importantes de Andorra, de hecho, en 1745, en el manual Digest de “Las Valls Neutras de Andorra”, ya figuraba como uno de los principales santuarios andorranos, junto con Sant Antoni de Grella y el Santuario de Meritxell.
Su difícil acceso sirvió para que durante siglos los peregrinos demostraran su devoción, debido a la complicada ascensión desde el pueblo. Dicha ascensión, conocida como el Encuentro de Canólich, se celebra el último sábado de mayo.
La iglesia actual del Santuario de Canólich se construyó y restauró a principios del siglo XX, pero según muestran algunas referencias el santuario ya existía en la época medieval.
Justo enfrente de la ermita se encuentra el Hotel Parador de Canólich, un alojamiento rural, tranquilo, rodeado de la impactante naturaleza de los Pirineos andorranos, con más estrellas (4), que habitaciones (3), a solo 15 minutos en moto de Andorra la Vella, que invita a practicar actividades al aire libre como esquí, senderismo o trekking.
Parque Natural del Alto Pirineo
Tras terminar la ascensión, la carretera, como en la casi totalidad de los pasos Andorra-España, desaparece, para en territorio español convertirse en pista… No hay que ser un lince para darse cuenta de cuanto bien le hizo el contrabando al “País de los Pirineos”…
Nosotros empezamos a descender hacia el valle donde se asienta Civis. El paisaje boscoso, deja paso a laderas suaves, prados y manchas de hayas.
Civis se halla situado a la margen derecha del río Valira, y tras atravesarlo, cogemos a la derecha la pista que nos habrá de llevar hasta el mirador del Coll d’Ares.
Nos encontramos en el Parque Natural del Alto Pirineo, que forma parte de las comarcas del Pallars Sobirá y el Alto Urgel, comprendiendo una buena parte del Pirineo Central Catalán de Lérida. Con casi 700 Km2, es el parque natural más extenso de Cataluña y en él que se encuentran las mayores altitudes del pirineo leridano.
El oso pardo, el desmán ibérico, el quebrantahuesos, la nutria o la perdiz blanca, son algunas del elevado número de especies amenazas que viven en el parque. Entre ellas, destaca el urogallo, que tiene en esta zona de la península Ibérica el núcleo más importante de población, o la lagartija pallaresa, endémica del Parque Natural del Alto Pirineo. Rebecos, gamos, corzos, ciervos, tienen aquí un inmejorable hábitat en el que desarrollarse.
Con más de 400 kilómetros de longitud, la cordillera de los Pirineos se convierte en la frontera natural entre la península y el resto de Europa, y dentro de ella, el Pirineo Catalán configura un territorio de gran riqueza paisajística, lleno de contrastes, de espacios de interés natural, de reservas de protección especial y de zonas protegidas que alberga, además de una excelente gastronomía y celebraciones centenarias, monumentos románicos declarados Patrimonio de la Humanidad y unos valles repletos de historias.
Iniciamos un nuevo descenso y ante nuestros ojos aparecen prados y laderas a los lados de un camino totalmente seco que, en el soleado día del que disfrutamos, nos da la sensación de estar en pleno periodo estival, a pesar de haber entrado ya en el mes de octubre.
En medio de una bajada, vadeamos por vez primera el río de Sta. Magdalena, tras lo cual, llegamos a Les Bordes de Llosar. Circulamos por una seca pista, pero a nuestra izquierda, el bosque nos anuncia que de nuevo, el paisaje va a cambiar.
Tras un giro a la izquierda y volver a vadear el Santa Magdalena, giramos a la derecha entre bosques, prados y bordas adentrándonos en el Bosque de Santa Magdalena, un paraje en perfecto estado de conservación y de gran belleza.
Finalmente, lo más difícil pasó y alcanzamos la Capilla de Santa Magdalena, Santuario y antiguo hospital del municipio de Farrera, en medio de unas laderas dominadas por el verde.
Pocos kilómetros antes de finalizar esta pista y desde un collado, tenemos la oportunidad de disfrutar de las vistas que desde la altura nos ofrece la montaña.
El valle sobre el que se asienta Farrera, la población de Burg escalando la montaña, o Tirvia, sobre un promontorio a cuyos pies discurre el río Noguera Pallaresa, uno de los más emblemáticos de los Pirineos y de los más apreciados por los aficionados al rafting, se abre ante nuestra mirada y nos es imposible esconder la sonrisa de satisfacción.
Siguiendo el descenso y tras unos 40 Km. de pistas llegamos a Farrera, lugar con una rica cocina de montaña, donde el protagonista es el cerdo, del que se hacen unos embutidos excelentes, el jamón, el xoliç (chorizo), la secallona (un tipo de fuet alargado que, a diferencia de este, suele ser más delgado en el centro con la tripa seca y sin moho), el confitado (costilla, longaniza y lomo), la morcilla… En sus dominios podremos ver la Iglesia de Santa Eulalia d’Alendo, la Iglesia de la Virgen de la Serra o la Bastida de Manresa (Centro de Arte y Naturaleza).
En Farrera habremos alcanzado la carretera, que nos llevará a Tirvia pasando por Burg. Tirvia, por el carácter estratégico del lugar, fue una villa totalmente fortificada y sufrió vicisitudes bélicas en diversas épocas. Fue destruida casi por completo durante la Guerra Civil y en ella destacan la Iglesia de la Virgen de la Pietat y la antigua Capilla de St. Joan Baptista, así como las estelas funerarias. Anualmente se celebra en verano un Concurso de Pintura de renombre y la tradicional procesión de los Armados en Semana Santa.
Tras Tirvia llegamos a Llavorsí, integrado por el valle de Baiasca, parte del sector septentrional del Massís de l’Orri y la desembocadura del río de Santa Magdalena. Se caracteriza por su paisaje montañoso y abrupto, y por el tan apreciado río Noguera Pallaresa. En su interior destaca la Iglesia Románica de San Saturnino de Baiasca (Sant Serni de Baiasca), de estilo románico y datada a finales del siglo XI o principios del XII, lo más singular de su estructura es el ábside dividido en dos niveles, hecho no muy corriente en el románico catalán.
Sin querer lo habíamos hecho, y sin pagar ni un céntimo de impuestos habíamos “contrabandeado” infinitas vistas, valles, montañas, la ruta nos había brindado ratos cómodos y algunas dificultades a lo largo del camino… No está mal ir de compras a Andorra, a esquiar en invierno o a darse un (o unos), baños en Caldea, pero si queremos disfrutar de lo mejor de Andorra a lomos de tu Trail, lo mejor es entrar al país y salir por alguno de esos 23 pasos conocidos que nos llevan al Pirineo Catalán, algo había que aprender de los contrabandistas.
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