Conociendo Marruecos (7). Los Morabitos
Escrito por Miguel A. Fernández el 30/06/2018 en Rutas y viajes
Una imagen muy habitual cuando viajamos a lo largo y ancho de Marruecos, son esas pequeñas construcciones, que nos encontramos en medio de la nada, normalmente con una cúpula y en ocasiones, cerca de un cementerio, me estoy refiriendo a los morabitos.
En su sentido original, el término Morabito designa a un ermitaño, monje guerrero o predicador, considerado en vida como hombre santo y sabio, dotado de “baraka”, y reconocido como tal tras su muerte por la religiosidad popular. El morabito es a menudo un estudioso del Corán, o maestro religioso parecido en su forma exterior a los anacoretas o monjes cristianos.
Pero por extensión, el término Morabito también se aplica a la sencilla vivienda del ermitaño y a la tumba donde se encuentra enterrado, ubicada por lo general en un sitio o paraje alejado del casco urbano.
El fenómeno de los morabitos es típico de los países del Magreb, y probablemente esté relacionado con formas de culto religioso anteriores al islam, así como con cultos semejantes en la orilla opuesta del Mediterráneo, dispensados a santos católicos. Como en este último caso, los morabitos otorgan la bendición de Dios (“suerte providencial” o baraka), a las poblaciones colocadas bajo su protección y a quienes peregrinan o acuden en romería a sus tumbas.
Marruecos es el centro del morabitismo; hacia el este, las tumbas de los morabitos van haciéndose menos frecuentes.
Aunque éstas prácticas religiosas están en contradicción con el Islam ortodoxo, pues una lectura rigurosa del dogma islámico sería en principio contraria al morabitismo, ya que el islam prohíbe toda mediación entre el creyente y Dios (es decir, que no hay musulmanes más “cercanos” a Dios que otros), y prohíbe asimismo el culto a cualquier persona u objeto distinto del Dios único; lo cierto, es que el culto a los santos se encuentra muy extendido por todo Marruecos, siendo una característica esencial de su religiosidad.
En los Morabitos más importantes, se celebran todos los años los llamados moussems (romerías), en las que los fieles peregrinan hasta los morabitos para recibir su bendición (baraka), y solicitar curaciones, ya que a muchos de ellos se les atribuyen poderes de sanación de enfermedades.
Podemos encontrar morabitos por todo Marruecos, y estos pueden ser de múltiples formas y construidos en distintos materiales, según la región, pero una de sus principales características es que la mayoría están rematados por una cúpula; por eso también se los denominan qubbas (cúpula).
Además de los morabitos de Marruecos, en España tenemos algún ejemplo de estas construcciones, como el Morabito almohade de Granada, construido entre los años 1218 y 1219 y hoy capilla dedicada a la advocación de San Fabián y Sebastián.
Tras la toma de Granada muchos morabitos fueron abandonados, salvo esta construcción, que fue el lugar elegido para la entrega pacífica de las llaves de la ciudad de Granada. Al despuntar aquella mañana del 2 de enero de 1492, Boabdil llegó montado en su caballo, allí estaban Isabel y Fernando esperándolo montados sobre sus caballos.
Ninguno de los tres se desmontó, todos ellos eran reyes, ninguno inferior al otro. Boabdil entregó las llaves y partió a su destierro en las duras e inhóspitas tierras de las Alpujarras. En 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
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