Ruta Trail. Por la provincia de La Rioja. La Sierra de la Demanda
Escrito por Miguel A. Fernández el 20/05/2020 en Rutas y viajes
De forma tradicional se divide a La Rioja en tres subregiones de oeste a este, siguiendo el curso del Ebro: La Rioja alta, La Rioja media y La Rioja baja, contando cada una de ellas con zona de valle en su parte norte, de clima mediterráneo y zona de sierra en la parte sur, de clima continental.
Geográficamente está dividida por 7 ríos que descienden desde la montaña hacia el Ebro, el cual vertebra la región, es por ello que a La Rioja le dicen: “La de los siete valles”.
La Rioja Alta es la región más occidental de la comunidad y la comprenden los municipios situados junto a los cauces de los ríos Tirón, Oja y Najerilla, es decir, las comarcas de Haro, Santo Domingo de la Calzada y Nájera en la zona de valle; y Anguiano y Ezcaray en la zona de sierra.
Es precisamente en estas dos últimas comarcas donde se localiza la Sierra de la Demanda o de Arandio, por donde transcurrirá nuestra ruta y en donde está situado el pico más alto de la sierra, de La Rioja y segundo de la Península tras el Moncayo, el San Lorenzo (2.270 metros), junto al que pasaremos y en cuya ladera se encuentra la estación de esquí de Valdezcaray.
Comenzaremos nuestro track en el centro de Ezcaray, fundada en el siglo X por los reyes navarros con la intención de repoblar las zonas fronterizas. Es el tercer término municipal de La Rioja por extensión, y el primero en superficie forestada.
Ezcaray posee uno de los conjuntos de arquitectura popular más interesantes de La Rioja. Las viviendas constan a menudo de tres plantas, de las que la planta baja se reservaba a la cuadra. La primera planta es la vivienda propiamente dicha y la segunda se utiliza como almacén para el forraje del ganado.
Entre sus monumentos más destacados está la Iglesia de Santa María la Mayor, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 11 de octubre de 1967; la “Real Fábrica de Tejidos de Santa Bárbara” fundada en 1752 o la Ermita de Santa Bárbara, situada en la cima del monte con el mismo nombre y cuyos orígenes se remontan a una torre de vigilancia del Siglo XI. Desde ella se obtienen unas impresionantes vistas tanto de Ezcaray como de las poblaciones adyacentes.
Salimos por carretera en dirección a Posadas, a 10 Km de Ezcaray y de la que se tiene noticias desde el año 1037, en la que se la denomina “Posatas”, porque servía como posada a los pastores trashumantes. Paseando por sus estrechísimas calles podremos ver la Iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVII, construida en piedra toba en sus muros principales.
Seguimos por una estrecha carretera para iniciar la subida al Puerto de la Cruz de la Demanda (1.855 metros), muchas curvas, recorrido entre bosques y vistas cada vez más espectaculares según vamos ganado altura, nos irán acompañando hasta coronar la cima, momento en que abandonamos la carretera y cogemos una pista que nos habrá de llevar por las cimas de la sierra.
Al pasar los 1900 mts. nos sumergimos en una espesa niebla, la pista es ancha pero muy pedregosa, rondando los 2000 mts. la niebla nos permite ver los profundos valles que se abren tanto a izquierda como a derecha.
Poco después llagaríamos al Collado de San Lorenzo (1959 mts.), y más adelante, pasaremos la cota de los 2000 mts. antes de empezar a descender por unas laderas de pastos con todos los tonos de verde imaginables en las que el ganado pasta relajadamente.
Según vamos descendiendo la vegetación se va haciendo más alta, y los esporádicos arboles se convierten casi por arte de magia en cerrados bosques.
En pocos kilómetros hemos ascendido primero, y descendido después casi 1200 mts., y hemos podido ver como en las zonas altas aparecen los arbustos resistentes a las bajas temperaturas (piornos, enebros o brecinas); en las zonas bajas, secas y rocosas, abundan encinas y robles; encontrando en las alturas medias (1.400 – 1.600 mts.) tanto zonas de intensa repoblación forestal (pinos), como en sus zonas más umbrías algunos de los hayedos más meridionales de Europa.
El musgo, el verdor, la humedad, embargan. Casi te sientes mal por tu condición de ser humano y como tal, responsable de la degradación que está sufriendo el planeta.
Rodeado por uno de los paisajes boscosos más bonitos que he visto en mi vida percibo claramente como allí no soy en absoluto dueño de la tierra, sino un simple invitado de lujo, al que gracias a las capacidades de su moto, se le ha permitido apreciar como es la Tierra en realidad.
Cada pocas curvas de la pista paramos para poder fotografiar y grabar aquellos paisajes, como queriendo dejar constancia a través de los objetivos de las cámaras de que aquello que estamos viendo es real y no fruto de una imaginación agradecida con el entorno.
De manera continua nos cruzamos con los habitantes de aquellos bosques, y aunque en la mayoría de ocasiones no nos da tiempo a fotografiarlos, si llegamos a captar el cercano vuelo de un halcón peregrino, tuvimos que esperar a que un jabalí, que pastaba tranquilamente, decidiese dejarnos paso o “apartar”, avanzando a paso humano, a la multitud de ganado que elige la pista como perfecto sitio en el que descansar.
Nos encontramos en una sierra en la que a las diversas especies de invertebrados y anfibios, en la que sobresalen el tritón palmeado y el sapo de espuelas, que encuentra aquí el límite septentrional de su distribución, hay que añadir 16 especies de reptiles, algunas de ellas en regresión, como el lagarto verde, la culebra de collar, la víbora áspid y la víbora hocicuda.
90 especies de aves, entre las que se hallan la cigüeña blanca, el aguilucho cenizo, el alimoche, la tórtola común, el águila perdicera, el águila real, el buitre leonado, el halcón peregrino o el búho real.
Mamíferos como el conejo, la liebre, el lobo, el zorro, el jabalí, el ciervo y el corzo, y los que desde el punto de vista de su conservación, son de especial interés, como el desmán de los Pirineos, la nutria y el gato montés…
Poco a poco y sin dejar de sorprendernos por los paisajes y vistas, alcanzamos Pazuengos, situado al pie del monte San Lorenzo, en una zona de pastos dedicados al ganado caballar y principalmente al vacuno, donde el Gobierno de La Rioja mantiene una granja de reproducción de vacas de raza avileña negra ibérica.
Su historia nos habla de enfrentamientos medievales entre castellanos y pamploneses/najerinos alrededor de un castillo fortificado, construido en el siglo X para defender las tierras conquistadas a los musulmanes y del cual no queda resto alguno.
La cita más antigua encontrada, en los registros de San Millán de la Cogolla, data del año 944, y su referente histórico más famoso es el combate de Pazuengos por la posesión de esta población, próxima al poderoso monasterio de San Millán de la Cogolla y situada en una zona de continua disputa entre el reino de Nájera-Pamplona y el reino de Castilla, regidos en este momento por Sancho IV el de Peñalén y Sancho II de Castilla, respectivamente. Para evitar el recurso a una guerra, siempre más devastadora, se acostumbraba a ventilar las disputas mediante un Juicio de Dios u Ordalía en un combate, generalmente a muerte, entre dos caballeros o campeones, uno por cada parte, celebrado en terreno neutral ante cuantos espectadores quisiesen acudir y en un lugar que recibía el nombre de liza, o lugar de la lid.
Los pamploneses/najerinos eligieron a Jimeno Garcés, un gigantón que había matado en estos duelos a más de treinta competidores. Los castellanos estuvieron representados por Rodrigo Díaz de Vivar, alférez o armiger del rey. La pelea comenzó a caballo y prosiguió a pie, utilizando las terribles armas de la época: mazas, hachas de guerra y unas enormes espadas de combate que tenían que ser manejadas con las dos manos, por lo que se llamaban mandobles. La lucha duró más de una hora, derrotando Rodrigo a su rival con un golpe mortal y pasando Pazuengos a propiedad de Castilla. Con motivo de aquel combate Rodrigo recibió un título que irá siempre unido a su nombre: Campeador o Campidoctor, que quiere decir el que defiende la justicia en el campo de batalla. El título llevaba aparejada, según la vigente legislación visigótica, la atribución de ser juez en litigios civiles, lo que justifica la participación del Cid en la famosa Jura de Santa Gadea a Alfonso VI. El acontecimiento tuvo lugar el 1066, época en la que el Cid debía de contar con 18-20 años.
Desde Pazuengos a San Millán de la Cogolla las pistas se vuelven más estrechas y trialeras, pero finalmente la entrada de San Millán nos recibe mostrándonos el Monasterio de San Millán de Yuso (o de abajo, en castellano antiguo); esta diferenciación (de abajo), es debido a que dentro del recinto urbano están tanto el ya nombrado de Yuso, como el primitivo Monasterio de San Millán de Suso (de arriba, en castellano antiguo).
El Monasterio de San Millán de la Cogolla es una institución religiosa fundada en el siglo VI d.C. Desde entonces y hasta nuestros días se han dado distintos tipos de vida monástica: eremitas, cenobio, monasterio visigodo dúplice con regla hispánica, monasterio mozárabe, monasterio benedictino, y en la actualidad convento de frailes de la Orden de Agustinos Recoletos.
San Millán ha sido considerado durante muchos años como “Cuna del Castellano”, ya que en el Escritorio de San Millán se escribieron las Glosas Emilianenses, unos de los documentos más antiguos en los que aparecen textos del romance navarro-aragonés según algunos estudiosos (del castellano, según otros), además de contener los primeros textos no epigráficos en vascuence. En el mismo monasterio firma sus versos Gonzalo de Berceo, el primer poeta en castellano de nombre conocido.
Suso, el primero y primitivo que fue habitado por San Millán, se encuentra en medio de una exuberante vegetación; en el fondo de la montaña están los dos niveles de cuevas habitadas por Millán y sus discípulos.
Yuso, construido posteriormente, es conocido como “el Escorial de la Rioja”, ocupa el lugar de un antiguo edificio románico que se derrumba totalmente en 1504 para construir el actual edificio que se inició como una comunidad benedictina. En la actualidad además de monasterio de frailes agustinos recoletos es la sede del Centro Internacional de Investigación de la Lengua Castellana. A ambos se les concedió el título de Patrimonio de la Humanidad en 1997.
En esta ocasión, se nos había hecho tarde (la ruta es excepcional), y en lugar de la hora de comer resulto que se acercaba la de cenar, algo que como supondréis, no varió en nada nuestra saludable costumbre de investigar sobre los temas del condumio de los sitios que visitamos. Y sabiendo, como sabemos, de la rica tradición culinaria de San Millán, basada en un recetario tradicional como sucede en buena parte de La Rioja, decidimos “explorar” un poco esta tradición.
Pronto vimos que los productos de la huerta, en la que menestras, pimientos rellenos, patatas a la riojana y las hortalizas como la coliflor, el cardo, los caparrones, los espárragos o las alcachofas resultan imprescindibles en las cartas de los restaurantes.
Las chuletas al sarmiento, el cordero asado o los productos resultantes de la matanza del cerdo, se ocupan de satisfacer a los más carnívoros. Ni que decir tiene, que para acompañar todo aquello no hay nada como hacerlo con alguno de los vinos con D.O. Rioja que se producen en sus tierras, y no fuimos nosotros quienes le quitásemos la razón a la tradición.
Paisajes de increíble belleza y exuberante vegetación, arquitectura cargada con siglos de historia y una gastronomía excelente, se unieron a unas interesantes pistas, a tramos, de una cierta dificultad, que sacaron lo mejor de la BMW F850 GS Adventure, que se movió por ellas con una dignidad impropia de una trail.
La verdad, poco más se le puede pedir a una ruta.
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