Siempre Ruedas y Motor

A diferencia de lo que parecen pensar los “ecologetas”, con ganas de salir en la foto y a los que les da lo mismo el dinero que deja en la comarca una concentración multitudinaria como Pingüinos y los beneficios que al comercio e industria hostelera esta les aporta. 27.465 “pingüinos” dejaron muy claro que la que es la mayor concentración invernal del mundo goza de muy buena salud, y que en Puente Duero o en otra ubicación, esta se va a seguir celebrando para disfrute y beneficio de todos los amantes del moto turismo y de la industria que alrededor se encuentre.

Por si como parece, este ha sido el último año que se celebra en Puente Duero (a pesar de los deseos del alcalde de Valladolid y del Club Turismoto, organizador de la concentración), la despedida que estos más de 27.000 inscritos (alrededor de 36.000 en total), le han dado a la presente ubicación ha sido triunfal y auguran un futuro lleno de nuevos objetivos y retos que batir.

Sin duda, el buen tiempo que reinó a lo largo de todo el fin de semana, contribuyó a que la afluencia fuese masiva y ya el jueves por la noche el aspecto de la zona de acampada, así como de la zona de bares presentaba una importante afluencia que hacía que se respirase un estupendo ambiente.

El viernes, el continuo llegar de moteros consiguieron que a la hora de comenzar la excursión a Mojados esta fuese una de las más grandes de cuantas se han celebrado, y una vez allí, había que ajustarse bien con el “vecino” para tener un  sitio que permitiera ver la primera actuación del cada vez más grande Emilio Zamora.

De vuelta a la zona de acampada, los paseos por la zona, los saludos con los colegas y la charla alrededor de las hogueras, se ocuparon de que casi sin darnos cuenta llegase la noche, y un año más se celebrase la Fiesta de Nochevieja y el Año Nuevo Pingüinero. A continuación, el Show Brasil y el concierto de Seguridad Social, se ocuparon de subir la temperatura a una noche que se había quedado realmente fresca.

El sábado comenzó despacio, como corresponde después de una larga noche, y poco a poco, la gente fue desayunando y preparándose para otro de los momentos grandes de Pingüinos, el desfile de Banderas a Valladolid, que este año tuvo una duración de alrededor de dos horas debido a los miles de motoristas que participaron en él y que terminaron por motorizar por completo la capital.

Una vez allí, además de un aperitivo, se podía ver la segunda actuación de Emilio Zamora y la del francés Eric Miazga con su side “zapatilla”, que mantuvieron pegados en sus asientos tanto a vecinos como moteros hasta que terminaron sus exhibiciones.

Como en años anteriores, y puesto que ya era la hora de la comida, los bares y restaurantes de la zona estaban a reventar, siendo la hora de la comida, Valladolid es una estupenda opción para saciar el apetito. De vuelta a la zona de acampada, una bazucada que recorrió las calles de Pingüinos puso la marcha en el cuerpo a los presentes para los diversos conciertos que se celebrarían a continuación y que nos llevarían, casi sin darnos cuenta, hasta otro momento culminante de la concentración: el Desfile de Antorchas y la Quema de la Falla Pingüinos 2014, en la que se tuvo unas palabras de recuerdo para Javier Herrero, director de la revista Motociclismo durante más de 30 años y unido a la concentración de Pingüinos desde el principio; su hijo, Antonio Herrero, recogió un recuerdo de la organización y prendió fuego a la falla, de la que hay que decir que fue una de las mejores de los últimos años, ya que ardió lentamente permitiendo apreciar como poco a poco se iba consumiendo.

De nuevo alrededor del escenario, Manuel España de “La Guardia”, Javier Ojeda de “Danza Invisible”, José Antonio García de “091” y Javier Andréu de “La Frontera”, nos deleitaron con su Festival “Rock and Roll Star”, en el que realizaron un recorrido por muchos de sus grandes éxitos manteniendo la Plaza Pingüinos llena hasta la bandera hasta más de la una y media, momento en que comenzó el Show Erótico que dio por terminadas las actuaciones en el escenario, aunque no alrededor de las hogueras o en la zona de bares, donde la música, las risas y la charla continuaron hasta bien entrada la madrugada.

El domingo siempre es un día duro, primero para levantarse, y después, para despedirse de los colegas hasta una nueva ocasión. Por suerte y para hacerlo más llevadero, entre estos dos momentos, se realiza la entrega de los Pingüinos de Oro, de Honor y la entrega de trofeos y sorteo de regalos.

En esta ocasión, además de a Maverick Viñales a quién se le había entregado su Pingüino de Oro el viernes por la noche en reconocimiento a su brillante temporada culminada con la consecución del Campeonato del Mundo de MOTO 3, los premiados fueron Alex Crivillé, Carlos Checa, el hospital nacional de parapléjicos de Toledo, la Unidad de Seguridad Vial de la Comisión Europea y el periodista y motorutero Gustavo J. Cuervo. Además también, hubo un reconocimiento para Antonio Maeso, todavía convaleciente del grave accidente que sufrió el pasado año en la Isla de Man.

En cuanto a los trofeos, cabe destacar el de piloto de mayor edad, Amando Manuel Díaz que llegó desde Portugal con 86 años, en ese momento también se recordó a Vicente Arderius “el abuelo turbo”, que no pudo asistir en esta edición, al tener un desgraciado accidente el día que recibía un homenaje de sus amigos en Madrid.

La conductora más lejana fue Rita Palmi, que realizó el viaje desde Roma  (Italia) recorriendo 2.596 Km.

Un año más, una nueva edición (ya 33), y para el año que viene, un nuevo escenario, algo unido desde su nacimiento a esta gran concentración que, aunque pueda parecer mentira, aún no ha tocado techo. Seguimos en crisis, con demasiados millones de parados, y a pesar de todo, somos capaces de reunirnos más de 27.000…. ¿Hasta donde somos capaces de llegar?. El año que viene, con nueva ubicación, nos toca demostrarlo.

Javier Herrero ¡Hasta siempre!

Pocos son los aficionados que no hayan oído hablar de Javier Herrero, director durante más de 30 años de la revista Motociclismo. Ninguno, los periodistas del motor que no le conocieran y respetasen.

Yo tuve la grandísima suerte de empezar con él allá por los albores del año 93 tras volver de mi primer viaje a Los Elefantes. Durante los siguientes cinco años en los que le rendí cuentas, mucho de lo que aprendí de esta bendita profesión, y todo de cómo aprenderlo, lo bebí de él.

Aún hoy no se como fue que se creó la especial relación que desde el principio mantuve con él, del que nunca he dudado en decir que era “mi padre” en esto del periodismo del motor, pero si se que esta relación se mantuvo aún después de mi marcha de Motociclismo y de la suya, años después, para emprender una nueva andadura con la editorial Ediaction.

Me sentí feliz cuando el año pasado le ofrecimos un homenaje por su inmensa carrera profesional, y este domingo cuando comentaba con Gustavo J. Cuervo la gran suerte que tuvimos de haber compartido parte de nuestra vida con él. También se me saltaron las lágrimas cuando el sábado por la noche, antes de la quema de la falla de Pingüinos, me abracé a su hijo, Antonio Herrero, antes de que este le prendiese fuego.

Un maldito cáncer (que le correspondía a alguno de los muchos golfos que campan por este país, y no a él), se lo ha llevado, pero incluso esta odiosa enfermedad tuvo la deferencia con él de no hacerle sufrir un calvario y llevárselo rápido y en paz. Dos días antes, tras salir en su moto de la sesión de quimioterapia se pasaba por la redacción a realizar cualquier gestión… Murió con las botas puestas. Javier, era mucho Javier, y para algunos como yo no se terminará de ir nunca, ¡Hasta siempre, Javier!

Etiquetas: concentraciones, motos, Pinguinos, turismo